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Óscar R. Buznego

El mensaje del virus

La pandemia ha absorbido de tal modo nuestras vidas que no hay en ellas espacio ni tiempo en los que no se haga notar la presencia invisible de este agente intruso, minúsculo y ubicuo, que incomprensiblemente nos ha puesto en jaque. Aunque sabíamos a ciencia cierta que antes o después nos iba a visitar, no hemos sido capaces de ahorrarnos la sorpresa. Pero la perplejidad del primer momento ha dado paso de inmediato a nuestra natural actitud indagatoria. El confinamiento ha sido una invitación a pensar. Como resultado, ya tenemos una literatura especializada en el covid-19, su gestión política y la variedad de reacciones que ha provocado en las sociedades más prósperas. En esa ingente producción científica y filosófica se acumulan muchas incógnitas y alguna certeza. Sabemos ciertas cosas del parásito infeccioso, pero no es descabellado suponer que desconocemos más. Lo que no ha impedido a los más decididos disfrutar de la aventura de pronosticar cómo será el mundo el día después.

La infinidad de interrogantes que azuza nuestro interés podría resumirse en una sola pregunta: ¿qué nos dice la pandemia? Encontrar una respuesta razonable y útil, en medio de la ignorancia, la desorientación y la incertidumbre, es el objetivo de Manuel Arias Maldonado. Su intento se mueve, como en todos sus libros, entre las líneas más avanzadas del conocimiento científico y la filosofía política. Maneja una amplia información epidemiológica e histórica y la exposición es clara. Examina las diferentes perspectivas que se han aplicado a la comprensión de la pandemia, desde la teoría de la sociedad del riesgo hasta la idea del estado de excepción, pasando por el enfoque del gran acontecimiento, las hipótesis del accidente catastrófico, el cisne negro o una consecuencia de la globalización, para refutarlas una tras otra y proponer un planteamiento distinto.

Arias Maldonado sostiene, a la contra del tópico, que la pandemia no es un síntoma del estado terminal de la humanidad, ni una prueba del fracaso de la modernidad. El hecho de que el primer brote se diera en China, donde según las últimas averiguaciones que cita podría haber tenido su origen también la llamada gripe española, y que la respuesta inicial fuera tan rudimentaria como la ofrecida desde hace siglos a otras epidemias, indica que la expansión del virus se ha visto favorecida por una modernidad incompleta, deficitaria, que es la que están experimentando en la actualidad las sociedades emergentes. El politólogo, profesor de la Universidad de Málaga, ve en la discusión sobre el significado de la pandemia, una oportunidad para situar de nuevo a la humanidad en el lugar que le corresponde en la historia y en el planeta Tierra. Es preciso, afirma, extraer las enseñanzas que nos brinda la experiencia de miles y miles de años de convivencia social y con la naturaleza.

Del pasado hemos aprendido que la razón no siempre produce el bien. Que no es posible la emancipación total de la humanidad, y empeñarse en ello puede resultar ruinoso, por lo que debemos conformarnos con un progreso reflexivo y ajustado a nuestras limitaciones connaturales. Que no hay historia libre de accidentes y catástrofes. Y, en fin, que el hombre no es la medida de todas las cosas y hemos de asumir de una vez la realidad de nuestra naturaleza y todas las implicaciones que de eso se derivan. Arias Maldonado huye del fatalismo como del optimismo ingenuo, a los que considera por igual carentes de fundamento histórico. Postula una “ilustración pesimista”. Más bien escéptica, diría yo. Su ensayo es un esfuerzo encomiable y logrado por suscitar una reflexión ambiciosa, de altos vuelos, sobre la mejor manera de establecernos en el mundo, que según él debe partir de reconocer la relación indisoluble de condicionamiento mutuo que se da entre la naturaleza y la sociedad y la cultura. Tan convencido está del poder del hecho natural que no encuentra otra base posible para la existencia del ansiado “demos” universal que la biología común; lo único, dice, que comparte la especie humana. Las diferencias en todo lo demás lo han impedido. Esta es la razón por la que debemos prestarle más atención.

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