La Provincia - Diario de Las Palmas

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Desirée González Concepción

Una navidad con mucho cuento

Charles Dickens publica en 1843 una obra maestra, Cuentos de Navidad. Una historia conmovedora en la que el autor refleja la pobreza y las injusticias sociales de la época. Una historia escrita en unas pocas semanas que buscaba impactar a la población y que hoy continúa abriendo los corazones de sus lectores. Una historia que se ha llevado a la gran pantalla con versiones de lo más variopintas. Desde los primeros cortos de cine mudo, comenzando en 1901, a las grandes producciones de la industria americana y británica, donde por supuesto se hace un hueco especial la factoría Disney adaptando la obra a los más pequeños. Casi dos siglos después, Cuentos de Navidad permanece más viva que nunca y el cine sigue ofreciendo al público, sobre todo en los últimos años, versiones de lo más disparatadas, musicales o incluso algunas más introspectivas y autobiográficas.

Definitivamente Scrooge no ha muerto. El protagonista de la obra de Dickens, ese viejo huraño, avaro y solitario abunda en nuestras ciudades. Ese viejo que adopta diversas formas, abunda de una manera u otra dentro de nosotros. Sin lugar a dudas, todos nos podemos identificar con defectos del personaje tales como egocentrismo o insensibilidad. Pero llega la Navidad y es tiempo de reflexionar, es tiempo de cambiar… ¿o no?

Esa conducta miserable de Scrooge es reprochada por su amigo y socio Marley, que había muerto años atrás. Marley le envía señales a través de los Espíritus del Pasado, del Presente y del Futuro para que Scrooge se reconcilie con su vida y así cultive la generosidad y la amabilidad.

Marley también sigue vivo… Marley nos muestra el Covid, los conflictos armados, las diferencias sociales, la violencia de género, la corrupción, la pobreza extrema, el racismo,… Este año acaba y el Espíritu del Pasado nos hace recordar errores poco propios de una sociedad “civilizada”.

Ya es Navidad y el Espíritu del Presente parece que no se vislumbra con total claridad. Nos preocupamos por las celebraciones de las fiestas navideñas, por si podemos “engañar” metiendo algún invitado extra en casa, por las reuniones de amigos... Los centros comerciales permanecen abarrotados, olvidándonos de la distancia de seguridad, de las normas Covid… Deberíamos hacer un pequeño viaje con Scrooge, en este caso a los hospitales, y echar un vistazo a la realidad que viven personas como nosotros, personas que agonizan y personas bondadosas que arriesgan su vida cada día para tratar de aliviar tanto dolor y sufrimiento.

Vivamos el presente con empatía, con altruismo y sobre todo con responsabilidad, ya que pronto se acerca el terrible Espíritu del Futuro y puede tocar en alguna de nuestras puertas. Sería una buena oportunidad poder hacer ese largo viaje con el viejo Scrooge y visualizar nuestra propia tumba, visualizar nuestro propio final.

Intuyo que más de uno despertaríamos de esta pesadilla de superficialidad y egoísmo. De la mano de Scrooge y Dickens, más de uno modificaríamos el rumbo, más de uno intentaríamos ofrecer nuestra mejor versión y más de uno se atrevería a iniciar el necesario proceso de cambio que merece la humanidad.

¡Muchas gracias, Mister Scrooge!

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