La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Manolo Ojeda

CARTAS A GREGORIO

Manolo Ojeda

A mí tampoco me tocó la lotería…

Querido amigo; vengo jugando a la Lotería de Navidad desde que tenía unos quince años, o sea, hace nada menos que sesenta años, y, que yo recuerde, solo me habrá tocado el reintegro en un par de ocasiones.

A pesar de todo, he vuelto a jugar este año, aunque solo fuera por aquello de que ya va siendo hora de que me toque, pero no lo creo.

Otra cosa que se me ha ocurrido este año, Gregorio, es elegir el número que no quiero comprar. Es decir, que he escogido un número, concretamente el 10174, que vi en la administración de la calle Constantino, y le he hecho una foto con el móvil para que no se me olvide, y demostrar así que siempre sale el número que no tengo…

Me suele pasar que a veces no acierto ni uno solo de los cinco números del premio, y creo que, solo por eso, tendrían que darme un premio de consolación.

Hay otros que buscan un décimo que termine con el número del año que nació su hijo, el de su cumpleaños, el de su mujer o el del día que se casó, como si ya no fuera bastante casualidad que salga el número que has comprado, sino que, además, venga a coincidir con tu fecha de nacimiento o con cualquier otra fecha que sea una referencia en tu vida. Eso no es suerte, eso es un milagro.

Los canarios nos gastamos este año cerca de noventa millones de euros en la Lotería de Navidad, y, aunque no es tanto si lo comparamos con lo que se juegan en otras comunidades, las posibilidades de que te toque el premio gordo son de una entre cien mil, ahí es nada.

Mi suegro era finlandés y, al contrario de lo que se podría pensar de la gente de aquellas frías tierras nórdicas, era muy divertido y ocurrente.

Un verano que estábamos de vacaciones en la Laponia finlandesa, nos encontramos con un largo rebaño de renos, así que nos paramos para verlos pasar, y a mi suegro se le ocurrió decir: “Son doscientos cuarenta renos”.

Incrédulo y sorprendido le pregunté que cómo los había contado, y él me contestó: “Es muy fácil: primero cuento las patas y luego las divido por cuatro…”

Pues, igual o más complicado que contar las patas de los renos, es que te toque la lotería de Navidad.

Aunque, para los que dicen que no hay ninguna fórmula para jugar gratis, sé de un personaje que compra 10 décimos, cada una de las diez terminaciones, que suman un total de 200€. Luego vende entre sus conocidos10 números a 22€, con lo cual recauda 220€, de los que coge 20€ para comprar un décimo que le sale gratis. Lo malo es que, tal como están las cosas este año, no creo que haya conseguido venderlos todos.

Feliz Navidad a pesar de todo, amigo, y hasta el martes que viene.

Compartir el artículo

stats