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Punto de vista

El verdadero valor de la prensa

El gran idilio que mantenía Fox News con Donald Trump parece haber terminado desde el momento que la cadena de Rupert Murdoch ha reconocido como ganador de las elecciones americanas a Joe Biden. Es más, muchos seguidores del partido republicano han cambiado ya de canal por recomendación del hasta ahora presidente de los EE UU. Esto debería forzar una reflexión sobre la independencia como verdadero valor de los medios. La Fox fundamenta abiertamente su modelo de negocio en la defensa de los valores que representa el partido republicano. Como es evidente, el partido tiene millones de seguidores por lo que es, en apariencia, un buen segmento de mercado. Fija, entonces, su público objetivo en una parte muy importante de la población de los EEUU. El análisis expositivo, desde el punto de vista empresarial, no parece tener nada objetable. Pero este planteamiento falla en dos principios: 1º.

El canal de noticias está dando información interesada a su audiencia, por lo que no es una buena referencia para el público (incluso republicano) que busca información objetiva e independiente. Consecuentemente, pone en duda el mayor valor que debe tener un medio de comunicación: la credibilidad. En base a este análisis podemos decir que no es un medio informativo, es un medio partidista (del partido republicano en este caso). Por tanto, es dudoso quien tiene la propiedad efectiva del medio. 2º. Dejando aparte el don “divino” de la independencia, la siguiente cuestión a resolver es si esta fórmula tiene sentido empresarial. Aparentemente nadie, salvo su propia conciencia, condiciona al magnate para dedicar sus medios a expandir la ideología conservadora. Pero cuidado con el negocio, porque desde el momento que acepta este juego, se queda sin producto. Es un negocio cuyo producto está en manos ajenas, primero del partido republicano y/o, en este momento, de Donald Trump, quien en las últimas semanas ha renegado públicamente de sus informativos y recomienda abiertamente los de la pequeña cadena de cable Newsmax.

La subida de la audiencia de esta cadena en detrimento de la Fox ha pasado los últimos días de 43.000 espectadores a más de un millón en algunos casos, lo que ha animado a su presidente ejecutivo, Christopher Ruddy, a declarar que prevén superar a la Fox en menos de un año. De alcanzar este objetivo, Newsmax sería la nueva estación de destino conservador hasta que se produzca otro cabreo del siguiente “Donald Trump”. A Ruddy no le llega el negocio por la calidad de sus informativos, sino de forma indirecta por la intervención del presidente de los EE UU. Aunque mal perdedor y absolutamente arbitrario, Trump es un generador de negocios puesto que, con un simple movimiento, acaba de crear uno nuevo. Lo que queda en duda, en este caso, es la capacidad como empresario de Murdoch, ya que la apuesta por un negocio informativo con un marcado sesgo le ha puesto en estos momentos en una difícil situación al tomar conciencia de que no es dueño de su propia audiencia. En todo caso, ni al uno ni al otro les importa prestar un servicio a la sociedad (verdadero fin de la prensa libre) porque los dos buscan el enriquecimiento personal. El problema, para ellos, es que quien tiene el producto es D. Trump. El corolario de toda esta situación es que la prensa, que se debe concebir como un servicio a la comunidad, para ser rentable debe tener la confianza del público y esta solo se gana haciendo un buen producto, libre, veraz e independiente. Ambos deberían saber que sin producto no hay empresa.

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