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Alfonso González Jerez

Retiro lo escrito

Alfonso González Jerez

Sweet Caroline

Dónde comenzó? Es difícil saberlo. Aunque si se pregunta a Carolina Darias sobre sus principios en política – en fin, ya se ha hecho en varias entrevistas – sin duda dará una respuesta concisa, precisa, responsable y con un toque ligeramente emotivo. Uno se mete en política –vienen a decir la inmensa mayoría de las directores generales, ministras o diputadas de este mundo – para mejorar las condiciones de vida de la mayoría. No hay por qué dudar de tan pío propósito. Pero uno no puede seguir en política con ese escueto equipaje moral. Le fulminarían en 24 horas, y si por casualidad llegara a un cargo público, sería un efímero accidente. La señora Darias, casi segura ministra de Sanidad para sustituir a Salvador Illa, quien acaudillará las huestes del PSC para una nueva derrota electoral, se ha hecho una carrera fulminante gracias a tres cualidades: olfato para detectar liderazgos y desarrollar lealtades sucesivas y no contradictorias, una comedida administración del silencio y saber dejarse atropellar por las circunstancias.

Como Darias se ha cuidado mucho de fomentar su propio grupo de carolinos en el partido, y carece de cualquier brillantez o de dotes de liderazgo contratadas, nadie la ha contemplado jamás como una amenaza. A la ministra no se le conocen opiniones personales que se diferencien de la doctrina oficial en cada momento y de los argumentarios semanales del PSOE. Si se le pregunta por cualquier cuestión política, técnica o ideológica se limitará a repetir una respuesta-tipo perfectamente inocua, una respuesta con vocación de insignificancia, que se sabe de memoria y que quizás copia para memorizar en pequeñas tarjetas, como hacía en las oposiciones que ganó para el cuerpo más alto de administradores de la Comunidad autónoma allá por los años noventa.

Esta personalidad licuefacta – inodora, incolora e insípida – capaz de adaptarse a la forma de cualquier recipiente sin un solo murmullo deviene singularmente valiosa en los tiempos actuales y es muy positivamente valorada en la corte sanchista. Darias no dará problemas. No lo hará, desde luego, con los socialistas canarios. Otras organizaciones territoriales que tienen compañeros en el Ejecutivo los utilizan, por ejemplo, como agentes de intermediación y diálogo con el Gobierno central e incluso, ocasionalmente, con el propio presidente Sánchez. Era el caso de Illa sin ir más lejos. Darias jamás ha jugado a ese juego, quizás, conociéndola, no se lo hayan pedido con demasiada insistencia Ángel Víctor Torres y sus adláteres. En las complejas y a veces tensas relaciones entre el presidente canario y el Gobierno español durante el último año el papel de Darias – para colmo ministra de Política Territorial y Función Pública – ha sido aproximadamente nulo. Y no se trata de un caso de negligencia política, sino de pequeña astucia personal. Ángel Víctor Torres ha llegado a hastiar a algunos ministros y secretarios de Estado con sus demandas políticas, financieras, normativas. Darias se ha cuidado mucho de que el barro de estas grescas le salpique siquiera los zapatos.

La expresidenta del Parlamento de Canarias –un lugar en el que muchos funcionarios todavía la recuerdan con cierto pavor – tal vez crea que esos zapatos, un día no demasiado lejano, podrían ser los de la primera presidenta del Gobierno de Canarias. Esa es una de las razones de su perfecta sanchistización – también se saavedrizó y se perezicidió en su día --: convertirse en un comodín, la carta que toma el valor de la que sustituye. Si hay que sustituir a Torres en un futuro inimaginable ahí estará Darias. Como dice Neil Diamond, sus buenos tiempos nunca parecieron tan buenos.

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