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Pfizer, la vacuna de la inmigración

Una de las historias que ha acompañado la crónica de la vacuna contra el covid-19 producida por Pfizer la protagonizan los dos investigadores que lideraron la investigación. Son un matrimonio alemán de raíces turcas: el doctor Ugur Sahin, llegado a tierras germanas a los 4 años porque su padre encontró trabajo en la fábrica Ford, y la doctora Ozlem Tureci, nacida en la Baja Sajonia, pero de padres turcos, y a la que le gusta definirse como una “prusiana turca”.

Lo que no es tan conocido, sin embargo, es que detrás del nombre del gigante farmacéutico también se esconde una historia de inmigración. Pfizer era el apellido de un joven llamado Karl Gustav, nacido en Ludwigsburg en 1824. Era hijo de un tendero y eso le permitió entrar en contacto con el mundo del comercio desde muy joven. Además, era aficionado a la química y profundizó sus conocimientos trabajando de aprendiz de un apotecario. Gracias a esta ocupación aprendió a elaborar formulaciones. Hay que tener en cuenta que entonces no existía la actual producción industrial de medicamentos.

Pfizer soñaba con emigrar a Estados Unidos, donde estaba seguro de que con sus conocimientos podría ganarse bien la vida. Pero no saltó al vacío. Preparó el viaje meticulosamente: además de estudiar inglés, también dedicó horas a familiarizarse con las leyes y la historia de EEUU. Finalmente, en 1849, inició la aventura acompañado de su primo Charles Erhart, confitero de profesión, un detalle no menor, como se verá a continuación. Los dos chicos se instalaron en Nueva York y enseguida vieron que su intuición había sido buena. Por aquel entonces, en EEUU solo había un millar de personas trabajando en el sector químico, mientras que Alemania lideraba la segunda revolución industrial.

La primera operación comercial ya fue un éxito. Se trataba de un medicamento antiparasitario para eliminar las lombrices intestinales, que enseguida desbancó a la competencia porque era más eficaz y sabía muy bien. Y es que, aprovechando los conocimientos del oficio de su primo, elaboraron un producto hecho con un cono de azúcar y sabor a tofe.

Algunas biografías apuntan a que Pfizer y Erhart habían desarrollado la idea en Alemania y que cuando llegaron a EEUU ya tenían planeado ponerla a la venta. Sea como sea, no dieron un paso falso, porque hasta que no recibieron los primeros pedidos Karl Gustav no le pidió dinero a su padre para comprar una fábrica e iniciar la producción. El edificio, que se mantuvo activo hasta hace pocos años, estaba situado en Williamsburg, el barrio de Brooklyn donde por aquel entonces vivían todos los inmigrantes alemanes.

A pesar de los buenos augurios iniciales, decidieron no dedicarse al negocio farmacéutico, sino especializarse en la fabricación de productos químicos para vender al por mayor. El negocio iba sobre ruedas y en 1860 ya facturaban 700.000 dólares de la época. Y cuando el año siguiente estalló la guerra civil, aún mejoró más gracias a la venta de antisépticos para los heridos de las batallas. Además, ganaron la cuota de mercado dejada por las empresas europeas que, a raíz del conflicto, habían abandonado el país.

Pfizer murió en 1906, cuando tenía 82 años. Los obituarios destacaron que siempre estaba dispuesto a ayudar a sus compatriotas recién llegados a América. Todos los alemanes que ponían los pies en Nueva York sabían que, si buscaban un primer empleo, les echaría una mano.

Los sucesores

La idea de Pfizer era que su hijo mayor, Charles Jr., se hiciera cargo de la empresa, pero al heredero le gustaba más la caza y la fiesta que el trabajar. Sus propios hermanos lo apartaron de la dirección y lo sustituyeron por John Anderson, que habiendo entrado a trabajar como mozo de fábrica a los 16 años había escalado hasta el puesto de gerente.

Su buena gestión permitió el crecimiento de la empresa que ha vivido otros momentos cruciales (Viagra aparte), como durante la Segunda Guerra Mundial, cuando fue el máximo proveedor de penicilina de los Aliados. Ahora, con la vacuna del covid-19, se han asegurado aparecer en los libros de historia del siglo XXI.

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