Fernando Méndez fue un hombre especial y un creador de su tiempo, un tiempo donde la imagen de sus modelos iluminaban su camino. Entendía que un vestido de reina era algo más que un diseño. Primero era una mujer bella e inteligente, una puesta en escena, una música con mensaje, una coreografía. Innovó en todo, se reinventó varias veces y cuidó siempre hasta el último detalle.
Así era FM, una marca. Sabía provocar y a la vez agradar, entendía el marketing como un juego de seducción y siempre se ponía el listón más alto. Impulsó acciones importantes para la fiesta y convenció a muchos políticos de lo importante de la pompa del Carnaval. Su cetro queda para la historia, sus tics para el recuerdo y su legado será un referente para los jóvenes creadores.
A mí me enseñó que la magia del Carnaval existe, que un boceto cobra vida y que con aptitud de vencedor se vencen casi todas las batallas, ésta tan dura no la ha ganado pero su reinado se queda. Siempre brillará como el swarovski de sus maravillosos vestidos. Gracias Fernando, suerte en las galas del cielo.
