La Provincia - Diario de Las Palmas

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Ángel Tristán Pimienta

Urbanismo desurbanizado

Un día, debió de ser primeros de los 70, el arquitecto municipal Enrique Spínola me dijo que “el urbanismo es un complejo sistema de vasos comunicantes”. Lo mismo decía Domingo González Chaparro, uno de los grandes, por buenos, concejales de esta área. “Lo que hagas en un sitio, repercute en otros muchos. Unos lo sabes, los puedes prever, pero otros pueden ser impredecibles…aunque a coche pasado le ves la lógica”. Una especie de ‘efecto mariposa’.

En Las Palmas de Gran Canaria hay sobrada experiencia sobre este asunto, pero en la vertiente de la ‘teoría del caos’. Hace más de veinte años penetró en el Ayuntamiento la moda de las peatonalizaciones tutiplén. Ganar espacio para los peatones, esa fue la consigna. Y así comenzó a prohibirse el tráfico al principio en la zona de Santa Catalina- Puerto dando a Las Canteras. La verdad es que los peatones no aumentaron como se esperaba, ni tampoco los turistas, que todavía no han vuelto desde que marcharon al Sur en los 60.

Pero hubo imprevistos efectos secundarios: en unos meses habían cerrado más de un centenar de comercios. La explicación era, y sigue siendo, elemental. Los americanos tienen un aforismo para eso: “no parking, no bussines”. En español puede traducirse por “sin aparcamientos no hay negocios”.

Pero ningún razonamiento serio, basado en evidencias, puede tumbar una frivolidad que se ponga de moda. Hay una cita de Albert Einstein sobre la que habría que recapacitar más: “Cuando era joven descubrí que el dedo gordo siempre acaba haciendo un agujero en el calcetín; así que dejé de ponerme calcetines”. Típico ejemplo del personaje apto para todos los cerebros. Bueno, visto lo visto, para casi todos. Porque el pragmatismo no sirve de nada cuando algunos creen tener una ‘misión’. Por ejemplo, sacar el coche de las calles, enviarlos a museos con visita restringida y con cita previa, para joder más a la gente, y volver al cromañón, a los arcos y flechas, y parar las novedades de la movilidad en los carros chinos y sumerios.

Según se ha ido extendiendo la peatonalización al modo salvaje oeste o las ‘limitaciones al vehículo privado’, con las más pintorescas, y muchísimas veces cursis disculpas en un vademécum de ignorancias, que pueden ser arramblar con los estacionamientos en la calle para ampliar los alcorques, para hacer carriles bici y lograr que pase el aire sin cortapisas, o terrazas para bares para igualar el ranking de alcoholismo de los rusos… siempre ha tenido un efecto negativo para la red de ‘pymes’ que sustenta cualquier economía urbana.

Si hay un plan ‘diabólico’ para quitar aparcamientos y presionar hacia el exilio al vehículo particular se está reduciendo el público potencial del pequeño y mediano comercio, que emigra hacia las grandes superficies. De esta manera políticos de izquierda e incluso populistas le están haciendo el juego al capitalismo y las multinacionales. Trumpitos caseros.

Porque lo cierto es que todos los ‘centros comerciales’ tienen algo en común: Hipercor, Alcampo, Carrefour, Makro, Leroy Merlin, Decathlon, Las Arenas, Los Alisios, Las Terrazas, El Mirador, Siete Palmas, muchos Mercadona… disponen de aparcamientos GRATUITOS. Frente a ellos las áreas comerciales ‘abiertas’ no levantan cabeza. Triana, que ha logrado resurgir después de años de bajona…ya está en el punto de mira de la deconstrucción urbana: el Ayuntamiento está empeñado en impedir los aparcamientos en el acceso por el centro y vías aledañas, sobre el ex barranco Guiniguada, con otro proyecto de despilfarro neto y nato: que si un bulevar, que si carriles bicis hasta los Riscos – me imagino que con desfibriladores cada cincuenta metros en la subida- … Si e consuma, Triana volverá a hundirse. Ya se sabe: “no parking, no bussines”.

Y es que este modelo de cruzada anti automóvil ya es obsoleto. Primero: seguirá siendo un instrumento de libertad para los jóvenes, y los mayores también. Segundo: La razón de la contaminación ya no es seria. Hoy son la mitad de contaminantes que hace diez años, pero en un inmediato futuro ya no serán nada contaminantes. El bajo consumo, aliado con la electricidad, los hará neutros para el medioambiente.

Entre tanto la ‘metroguagua’, un sistema apropiado de transporte colectivo eficiente, se está utilizando como cortina de humo para seguir con la disparatada – por no decir loquinaria- política de eliminar aparcamientos públicos gratuitos, haciendo obras innecesarias en vías que ya reunían las condiciones para el transporte colectivo de alta capacidad. A la UE, allá en Bruselas, siempre se le puede engañar con la copla encubridora de la ultraperiferia.

Una ciudad no vive sólo de terrazas y copas. Vive también de las tiendas de toda la vida, bazares, mercerías, perfumerías, bricolages, ferreterías, electrodomésticos, informática, moda….que pasan de padres a hijos.

No es lo mismo tener una clientela potencial de 400.000 personas que los cientos o un millar de vecinos del barrio. La diferencia es el binomio coche-aparcamientos.

Así que, menos lobos Tacirupeca.

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