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Alfonso González Jerez

Retiro lo escrito

Alfonso González Jerez

Un indulto para Hasel

Pablo Hasel es un rapero. También es un camorrista al que le gusta repartir hostias, y digo hostias porque se trata de un individuo que, como cualquier cura, se ha mostrado incapaz de dudar un segundo sobre ninguna de sus convicciones. La principal – leyendo sus ilegibles letras – es que esto es una mierda, una mierda irremisible, y que visto lo visto la violencia política – matar personas, comprender y apoyar a los asesinos, suprimir selectivamente libertades individuales, señalar personalidades para su linchamiento a la mayor brevedad – está perfectamente legitimada. La fantasía política de Hasel es una combinación de jardín de infancia y barrio de metacrilato donde son felices todos aquellos que han sobrevivido a una higiénica matanza polpotiana. Es un individuo que puedes imaginarte cantando sus basuritas para animar artísticamente los fusilamientos del pueblo unido jamás será vencido.

Yo creo que no debe entrar en prisión. Creo que encarcelar a Hasél es una agresión contra la libertad de expresión –un bien común y esencial -- que debe ser reparada. Creo que los delitos de calumnias e injurias deberían conducirse a través de la vía civil, jamás a través de la vía penal con penas de privación de libertad. No hay en Hasél ninguna adhesión a una concepción democrática y liberal de la sociedad, pero una democracia – imperfecta, pisoteada, a menudo prostituida o desactivada -- no puede ni debe excluir como beneficiario de sus derechos básicos a ningún Hasél, por obtusos que sean sus odios o sus obsesiones, por canallescamente agresivos que sean algunos de sus versuchos. No sé si muchos lectores han disfrutado del placer de declarar ante un magistrado por la querella interpuesta por algún memo sediento de venganza. Siempre recuerdo una que me interpuso un pintor porque me atreví a escribir que sus cuadros eran horrorosos.

--¿Reconoce usted que ha asegurado públicamene que los cuadros de mi clientes eran tan malos que llegaban a ser dolorosos?

-- Sí.

-- ¿Es usted crítico de arte?

-- La verdad es que no. Si lo fuera dudo mucho que hubiera escrito nada sobre su cliente.

La magistrada decidió archivar. En otras ocasiones no fue así. Es muy desagradable que te traten como un delincuente por expresar una opinión (argumentada) sobre un personaje público. Pero también es idiota porque evidencia un déficit de civilización alimentado por una pútrida mentalidad calderoniana y un descarado anhelo de control. Ahora vivimos un desprecio bochornoso por los hechos y en las redes sociales se ha instituido el insulto y hasta la persecución como un derecho inalienable. Cualquiera –especialmente los más estúpidos -- cree que tiene derecho no a criticarte, sino a ofenderte y agredirte, amenazarte y basurearte con sus propios miedos y obcecaciones. Pero la fórmula para tratar a estos desaprensivos tampoco puede ser la persecución penal: terminaríamos destruyendo cualquier posibilidad real de una comunidad de diálogo sin la cual es imposible garantizar los principios democráticos. El reproche judicial, la condena pública de un comportamiento deleznable y las multas deberían ser suficientes.

Lo deben ser también para Hesel. Antes que hablar de indultos ha individuos que pisotearon las leyes y rompieron el marco constitucional para imponer una declaración de independencia debería indultarse a un rapero para que siga berreando estupideces y, en su caso, pagando las multas que fueran menester.

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