La Provincia - Diario de Las Palmas

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Reflexión

Recuerdos de don Agustín Juárez

Conocí a Agustín Juárez en mi infancia, pues ambos estudiamos en el colegio Corazón de María, hoy colegio Claret. Siempre he sido aficionado a conservar apuntes, hojas impresas, revistas y libros que hablen del pasado. De mi infancia y adolescencia, concretamente, tengo en mi biblioteca un librito en el que se recogen encuadernadas las hojas publicadas por el colegio tituladas Corazón de María. En ellas leemos comentarios catequéticos, litúrgicos, noticias misioneras y del colegio. Son 34 números correspondientes a los años 1952 y 1953. En el apartado del colegio, en el nº 3, de fecha 11 de noviembre de 1952, somos mencionados Agustín y yo. En la clasificación de honor, “por su comportamientos, trabajo y aplicación”, en el curso IIº B, somos citados Luis Urdiales Terry y Julio Sánchez Rodríguez. En la columna de al lado, aparece en el apartado de “Nuestros Enfermos”: Agustín Juárez (4) con otros dos alumnos. La enfermedad de Agustín debió ser pasajera, pues en la revista del 30 de noviembre de 1952, se escribe lo siguiente: “Directiva de los Infantes. El día 20 de noviembre, nº 5, fue nombrada la nueva directiva de Infantes del Corazón de María. Presidente: Juárez Rodríguez, Agustín”. Este nombramiento apunta a las cualidades de líder y personalidad distinguida de Agustín. Otros nueve compañeros ocupan los diversos cargos en la Directiva, entre ellos los primos de Agustín, José Nicolás Boada Juárez y Antonio Cantero Juárez como vocales. Los Boada y Juárez procedían de Ingenio. Los Infantes del Corazón de María era una asociación para fomentar la devoción al Corazón de María. También se creó “Las Juventudes Cordimarianas” para los cursos superiores de bachillerato. En el mismo número 5, mi nombre aparece entre “Los Mejores” por su conducta y aprovechamiento, junto al de Honorio López Ojeda, en 2º B. En el nº 7, de 8 de diciembre de 1952, se publica nuevamente la Junta Directiva de los Infantes, presidida por Agustín Juárez Rodríguez. Se añaden los 14 coros que componen la asociación. En el coro 1º, se cita como encargado al propio Agustín Juárez. Yo estoy incluido en el coro 9º, cuyo encargado era Honorio López.

Pasando al año 1953, en el nº 14 de 25 de enero, se habla del campeonato de los Infantes, “que vienen trabajando sin descanso en ayudar a las misiones y a nuestros catequistas, en propagar la devoción al Corazón de María, y en adquirir nuevos suscriptores a nuestra Revista”. En la clasificación general se expone que el primer puesto lo gana el coro 14, encargado por Gaspar Cabrera, con 60 puntos. Sigue el coro 12, encargado por Jesús Torrent, con 49 puntos. El tercero se concede al coro 1, encargado por Agustín Juárez, con 19 puntos. Especialmente interesante es el certamen que se celebró el 7 de febrero de 1953 con motivo de Día Misional. El día 22 del mismo mes se publicó el resultado del concurso, que tenía tres temas: carteles, dibujos y trabajo literario. En carteles fue el ganador Agustín Juárez y en dibujos José Sánchez Rodríguez, mi hermano Pepe. Esta coincidencia la considero como un presagio de la amistad que ambos mantuvieron durante sus vidas, aunque en profesiones diversas, Agustín estudió arquitectura y mi hermano Comercio. Esta amistad se consolidó, cuando mi padre y mi hermano José encargaron, en la segunda mitad de los años sesenta, al ya licenciado en arquitectura (1964) Agustín Juárez, el proyecto de la construcción del nuevo edificio industrial de la empresa JSP en Miller Bajo. Era un reto importante para él, pues se trataba de construir una industria social. Además de la envasadora de leche, almacenes, oficinas y despachos, le empresa estaría dotada de cocina-comedor, guardería infantil, servicio médico, canchas deportivas, incluso piscina, y casa del guardián. Don Agustín logró armonizar los espacios de modo admirable. Este proyecto fue inaugurado en 1969 y considerado como modélico para la industria canaria.

Volviendo a la revista del colegio Corazón de María, Agustín Juárez permaneció como encargado de los Infantes durante el año 1953, como consta en los números del uno de marzo, y 14 de junio. En las notas del segundo trimestre, Agustín y yo obtuvimos la nota de notable en nuestros respectivos cursos, segundo y cuarto de bachillerato.

Deseo finalizar este artículo revelándoles una experiencia personal que tuve con don Agustín Juárez a principios de los años dos mil. En aquellos años estaba yo de párroco en El Palmar de Teror. Había sido creada como parroquia en 1943 por el obispo don Antonio Pildain. El culto se celebraba al principio en la antigua e histórica ermita de La Peña dedicada a Nuestra Señora de las Nieves. Los vecinos vieron la necesidad de construir una amplia iglesia para las celebraciones de los diversos sacramentos en el barrio de El Palmar. Se consiguió un extenso terreno y se proyectó una iglesia de tres naves. En 1966 se terminó la nave central y en ella se iniciaron los cultos. Las dos naves laterales quedaron pendientes de acabar por falta de recursos. Estaban tapiadas y servía como almacén de objetos y materiales diversos. Yo me propuse terminar la iglesia, incorporando las naves laterales. Me aconsejaron un arquitecto para que examinara la estructura y planificara las obras. Este arquitecto llegó acompañado de un aparejador y un contratista. Se fijaron, sobre todo, en los arcos de piedra de cantería que se apoyan en las columnas y el arquitecto me dijo rotundamente: “Estos arcos de piedra hay que derribarlos y construir unos nuevos. Para empezar, once millones de pesetas”. Yo quedé desconcertado y decidí llamar a don Agustín Juárez. Me acompañó amablemente a El Palmar y se detuvo en verificar el estado de los arcos y las columnas. Luego me dijo: “Julio, los arcos están bien conservados y sólidamente apoyados en las columnas. Lo único que tienes que hacer es derribar las tapias de ladrillos que hay entre las columnas, poner piso a las dos naves laterales y pintar las paredes”. Así se hizo con un coste de solo tres millones de pesetas. Se inauguró en el año 2004. ¡Gracias, Agustín, por tu profesionalidad y honradez! ¡Gracias por tu amistad! ¡No te olvidaré nunca!

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