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Juan J. Benítez de Lugo Massieu

El callejón del gato

Juan J. Benítez de Lugo Massieu

Refundando, que es gerundio

Visto lo visto en Cataluña con lo ocurrido en estas ultimas elecciones, es fácil deducir que la derecha anda perdida en un mar de siglas; no solo en Cataluña, sino en toda España. A priori parece razonable pensar que la sopa de letras de Partido Popular, Cs y Vox se reparten a discreción el voto de la derecha, amén de algún que otro partido regionalista de consumo interno en cada autonomía. Mientras esto siga sucediendo, jamás, repito, jamás volverá a gobernar la derecha en este país. Si nos remontamos al principio de los tiempos democráticos con la constitución del 78, con la perspectiva que el tiempo da, poco o nada se entiende de que Manuel Fraga fundara Alianza Popular. En lugar de dejarse de eufemismos, y llamar sin complejos a los votantes de derechas como “partido conservador“, a secas. Máxime cuando, precisamente él, venía de ser embajador en Gran Bretaña.

Como ha sucedido en Italia con la derecha, ya no queda ni una sigla de las de antaño, incluida la democracia cristiana del malogrado Aldo Moro. En España tendrá que ocurrir algo parecido, es decir, el Partido Popular deberá cruzar el desierto y refundarse bajo unas siglas que podrían ser las de “Partido Liberal-Conservador” en un guiño al pasado pre-republicano. A su vez, debe ser capaz de transmitir que siendo conservador se puede ser más progresista que ninguno, porque el progreso solo está en saber evolucionar con los tiempos y con cabeza, sin entregarse a populismos verdaderamente apátridas que no conducen a ningún lado.

Sir Winston Churchill en cierta ocasión dijo: “En el curso de mi vida, a menudo me he tenido que comer mis palabras, pero debo confesar que es una dieta sana”. Esto se lo podría recetar a más de un líder de la derecha que piensa que, como el Papa, habla ex cátedra.

Tal vez el Partido Popular debería aprender a manejar la máquina del atrevimiento político, para viajar instantáneamente a los límites de la vida política y para refundar, de forma inmediata, un nuevo partido ilusionaste y sin ambages, sin el doble chantaje de la nostalgia y el miedo.

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