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Javier Cuervo

artículos de broma

Javier Cuervo

San Valentín y Lapuerta

En San Valentín las personas detallistas son percibidas como mejores amantes. En sus orígenes españoles era el día de la medalla del amor (”hoy te quiero + que ayer pero - que mañana”) que costaba un pico, pero entonces las relaciones se regían por el patrón oro. Las flores eran los consumibles de los noviazgos. En los setenta llegaron la pop-cards y todo se relajó. Ahora se puede regalar de todo o nada porque San Valentín no tiene tantos devotos.

Los detallistas son muy apreciados porque cuidan la cortesía, algunos con imaginación. Alrededor de San Valentín recordamos a uno de los más grandes: Álvaro Lapuerta, quien estudió cinco años de Derecho y ejerció cargos políticos con vocación tan temprana que ni esperó a la democracia, pero alcanzó su excelencia de detallista como tesorero nacional del PP (1993 y 2008), si hacemos caso a alguna grabación.

¡Cómo entregaba los sobresueldos Lapuerta! Un sobresueldo, que es legal si lo declaras a Hacienda, lo normal es que sea un apunte bancario. Hay que aclarar esto porque, por Lapuerta y el PP, el sobresueldo se confunde con el sueldo de sobre. En los tiempos del apunte bancario, Lapuerta prefería el clasicismo del sobre en mano, que es papel proletario forrado de papel moneda o papel moneda forrado en papel proletario.

Pero iba más allá. Dejó grabado que le regalaba periódicamente al presidente José María Aznar libros entre cuyas páginas introducía billetes en B. ¡Qué hermoso estímulo de la lectura! ¡parece una sorpresa del abuelo! Lapuerta murió sin especificar qué títulos había elegido, acaso “La conquista del pan”, de Kropotkin, para un sobresueldín; acaso “Guerra y Paz” para un sobresueldazo.

Cuando llego Mariano Rajoy cambió el libro en soporte papel por la caja de puros, porque un detallista siempre personaliza y encuentra lo que más puede agradar al receptor. Personas así, Pablo, son del pasado, pero resultan inolvidables y al detallista lo recordamos en San Valentín como en Navidad nos acordamos de los que ya no están. Ay...

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