La Provincia - Diario de Las Palmas

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Manuel Ángel Santana Turégano

Principio de realidad, migración e inteligencia

Siguiendo el principio de realidad de Freud el primer paso que se ha de dar para solucionar un problema es reconocer que se tiene. Y, si no se admite la importancia de la inmigración irregular, ésta se puede convertir en un problema difícil de solucionar. Ciertamente la llegada de pateras no es ni el único ni el principal problema que sufrimos en la actualidad, pero es un problema. Según los datos facilitados por el delegado del Gobierno el año pasado llegaron a Canarias cerca de 27.000 migrantes irregulares, de los cuales permanecen en las islas cerca de 11.000. Siempre es bueno poner las cifras en perspectiva: los migrantes llegados en un año a Canarias serían algo más del 1% de la población del archipiélago, del 3% de la población de Gran Canaria, la isla a la que más están llegando. Y, si bien es cierto que en algún momento han llegado a estar hacinadas 2.000 personas en un muelle de un municipio con una población de menos de 20.000, conviene tener en cuenta que si se quedaran en las islas durante los próximos 10 años el 80% (porcentaje claramente descabellado) de los migrantes irregulares que aún están aquí la población del archipiélago crecería en unas 88.000 personas, es decir, un 10% de la población actual de Gran Canaria. Aunque los migrantes no son la causa principal de la delincuencia, ni de la transmisión del Covid, ni de la escasez de recursos con las que atender a la población que reside en las Islas de manera regular, ni del surgimiento de ciertas actitudes, no se puede mirar para otro lado: son una realidad.

La negación de la realidad se da por la izquierda y por la derecha, por el centralismo y por el localismo victimista que en Canarias se auto presenta como nacionalismo, y ha acabado generando un relato según el cual nuestros problemas se deben a que “los otros” nos discriminan. Hay quienes plantean que la culpa de la inmigración ilegal es de la coalición que gobierna, que está interesada en atraer inmigrantes para tener a más gente que les vote. Basta indagar por Internet para enterarse de que, si bien es cierto que los extranjeros pueden votar en las elecciones municipales, esa norma se aplica tan sólo a 12 países, aparte de al resto de la UE, y de ninguno de ellos proviene el flujo actual de migrantes, con lo que esa afirmación no tiene sentido. Tan malo es negar la realidad de la migración irregular como negar la realidad de que ésta obedece a factores que tienen poco que ver con nosotros. Existe también una forma algo más sutil de negación de la realidad que pasa no por negar la realidad del problema, sino la entidad del mismo. “Mano dura y verías tu cómo se iba a acabar el problema” es el relato que difunden algunos ciudadanos y que, en boca de algunos políticos, se transforma en: “el problema no es tal problema en realidad, se ha convertido en problema tan sólo por la ineptitud del (los) gobiernos actuales: yo lo solucionaría en un santiamén”. Desde a poner a la Armada a patrullar las costas a devolver a los migrantes a países que no les reconocen, éstas posturas han llegado a hacer un montón de propuestas que comparten un elemento importante: que sólo serían posibles si negáramos la realidad de cómo funciona el mundo.

Reconocer que se tiene un problema es el primer paso para solucionarlo, no una admisión de debilidad que señale ‘el principio del fin’. El primer paso para la solución, una vez reconocido el problema, es identificar las posibles soluciones, identificar qué puede hacer cada quien para contribuir a la solución. Y lo cierto es que ahora hay muchos ‘quienes’ que no están haciendo todos los ‘qué’ que se podrían hacer para intentar contribuir a la solución y no al agravamiento del problema. Hay ciudadanos comunes que viven en Canarias, donde quiera que hayan nacido que, en la medida en que comparten bulos e informaciones falsas que generan xenofobia, no contribuyen a solucionar el problema. Hay políticos en Europa, España y Canarias que, en la medida en que pretenden tratar como una cuestión meramente local lo que es un problema global, contribuyen a agravar el problema. Last but not least, también hay canales de comunicación, locales y globales, cuyo tratamiento de la información tampoco contribuye a solucionar el problema.

La inteligencia es una capacidad que tiene que ver con la habilidad para ver oportunidades donde quienes carecen de ella no son capaces de ver sino problemas. Hace ya cuarenta años Luis León Barreto contaba en su novela más famosa cómo hace más de un siglo, cuando los canarios emigrábamos a Cuba, teníamos fama de inteligentes, lo que hacía que los capitalistas norteamericanos prefirieran contratar antes a gente de las Islas que a gentes de otras procedencias. Con casi total seguridad, la migración va a ser una cuestión con la que tendremos que lidiar durante el próximo medio siglo, debido a la desigualdad económica mundial y la situación geo- político- estratégica de Canarias. Pero, como depende de nosotros convertir en una oportunidad lo que ahora vemos sólo como un problema, y hace más de siglo y medio que los canarios hemos demostrado que podemos ser inteligentes y encontrar soluciones que han permitido transformar los problemas en oportunidades, estoy convencido de que, también en esta ocasión, en el medio y largo plazo, sabremos crear soluciones que permitan transformar lo que es un problema global en una oportunidad local.

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