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Alfonso González Jerez

Las amenazas de Acosta

Lo confieso: el otro día me quedé ligeramente pasmado cuando leí un tuit de Ángel Víctor Torres agradeciéndole a Blas Acosta, quien pocas horas antes había dimitido como presidente del Cabildo de Fuerventura, los brillantes servicios que ha prestado a los majoreros. Habrá que repetir que en muy poco tiempo el señor Acosta va a ser procesado y que la Fiscalía le acusa de varios delitos graves y solicita penas de prisión que suman siete años. Por supuesto nadie en el Gobierno – en el pacto que articula al Gobierno – ha comentado una palabra. No está demasiado lejano el tiempo en el que alguna de las consejeras del Ejecutivo de Torres llamaba “delincuente” a Fernando Clavijo, sobre el que nunca pesó una acusación formal en el llamado “caso Grúas”. Al mismo Acosta – que por cierto es responsable, a través de dos pactos consecutivos, de que CC gobernara la corporación insular ocho años, entre 2011 y 2019, periodo en que fue vicepresidente -- se le citó a declarar a principios de junio de 2019 como investigado por la presunta comisión de un delito de prevaricación en la urbanización de La Pared. También estaba investigado ya por entonces por el caso Gesturpa, empresa municipal del ayuntamiento de Pájara. Por supuesto, tales insignificancias no impidieron que Podemos respaldará la moción de censura que lo convirtió en presidente del Cabildo. Qué interesante sería ver lo que votarían los cuatro diputados en el Parlamento de Canarias si, finalmente, Acosta consiguiera el respaldo de la dirección del PSOE. Bueno, los podemitas ya adoran a Casimiro Curbelo, incluso sin necesidad de ser invitados a una sauna madrileña.

Lo de Curbelo, disculpen, ha sido un lapsus. Porque, al parecer, Acosta ya ha amenazado, si no le permiten refugiarse en el Tribunal Supremo, perdón, en el Senado, con hacerle un desgarrón al PSOE, montando algo así como la Agrupación Socialista Majorera. Lo tiene bastante crudo: la gran mayoría de los cargos públicos socialistas –empezando por Puerto del Rosario – están cómodamente instalados en sus pactos locales. Para su escapada al monte Acosta podría contar con lo que ha sido su gente en el Cabildo y con grupúsculos en alguna agrupación local, como Pájara. Cuentan los más lenguaraces que las amenazadas del expresidente son otras y se centran más en desperdigar información financiera sobre algunas campañas electorales – no obviamente las suyas -- o en filtrar relaciones escasamente admirables entre la actividad política y la actividad empresarial en varios ayuntamientos socialistas en el sur de Tenerife, unos predios que Acosta conoce particularmente bien.

Soy de los que descree que esta crisis termine cambiando las mayorías de gobierno en otras islas y corporaciones. El margen de maniobras para crear nuevas mayorías es pequeño pero sobre todos los incentivos de los que actualmente gobiernan para cambiar de socio son prácticamente inapreciables. ¿Por qué lo socialistas palmeros van a sustituir al PP por CC? El PSOE de La Palma ha conseguido escamotearle la centralidad a los coalicioneros: ahora son ellos, los socialistas, los que eligen a sus socios, y no CC. Y estiman que cuanto más tiempo pase CC en la oposición más se acercará al precipicio de la irrelevancia. Con diferentes matices es lo que ocurre en otras instituciones. Gobernar y mantener fuera del poder a CC sigue siendo la regla de oro para los próximos años. La tesitura de elegir entre un desvergonzado y un oportunista es solo el producto de un liderazgo orgánico débil y torpe, pero nadie quiere cambiar de acuerdos y componendas en sus islas y sus ayuntamientos.

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