El pasado martes volvió a cerrarse al tráfico marítimo el canal de Suez, debido a que quedó atravesado el buque portacontenedores panameño Ever Given de la naviera Evergreen Marine Corp. a causa de una tempestad de arena, cuando iniciaba su recorrido desde Asia con destino al puerto de Rotterdam (Holanda). Se da la circunstancia que la citada unidad es una de las mayores del mundo en su clase con unas 220.000 toneladas de peso muerto y 400 metros de eslora o largo.
Nada más conocer esta noticia, se nos vinieron a la memoria los anteriores cierres del canal de Suez ocurridos en los meses de junio de 1956 y 1967, el primero debido a la nacionalización del citado paso marítimo por parte de Egipto y en la segunda ocasión por la guerra desencadenada entre el mencionado país con Israel y que inmovilizó el mismo por espacio de ocho años.
Ambos cierres tuvieron una directa repercusión en el tráfico del puerto de La Luz, al tener que desviarse los buques por la ruta del Cabo de Buena Esperanza en el sur de África. Fue una avalancha de barcos a repostar que fondeaban en el exterior por la falta de atraques en los muelles, ya que en ambas ocasiones el suministro de combustible se hacía a través de tuberías y no existían las gabarras para darlo a flote como ocurre en la actualidad.
Había tanta actividad que el personal de las cinco compañías que funcionaban para dar el petróleo se las veían y deseaban para conectar y desconectar las mangueras ante el aluvión de unidades. Una prueba de ello es que en el segundo cierre del año 1967 se alcanzó una despacho de casi cuatro millones de toneladas al siguiente año, récord que todavía no sido superado en nuestros días donde el pasado ejercicio llegamos a casi los 2,5 millones de toneladas.
Si este nuevo cierre se prolonga más de lo previsto y parece que se demorará unas semanas por las dificultades técnicas que tiene para desembarrancar al citado navío, nos tememos que una vez más el puerto de La Luz pudiera otra vez beneficiarse de la citada situación.
