Durante el año 2019, la Organización Mundial de la Salud (OMS) decidió incluir el “trastorno por uso de videojuegos” en la Clasificación Internacional de Enfermedades como un problema de salud mental. Un año después, ya en plena pandemia, vemos un tweet de la misma OMS elevando el hecho de jugar a un videojuego activo como un hábito aconsejable para preservar un buen estado de salud física, mental y social durante el confinamiento.

A bote pronto, puede parecer una contradicción como un castillo, pero nada más lejos de la realidad. Es el claro ejemplo de que los extremos no suelen ser una buena elección. Partiendo del uso responsable que debe hacerse de cualquier herramienta, cada vez son más los profesionales que no conciben que en la actualidad se ponga en duda el papel tan fundamental que desempeñan los ordenadores y juegos en algo tan primario como es, por ejemplo, el aprendizaje.

A la hora de desarrollar un videojuego se tienen en cuenta tres teorías de la motivación: la teoría del comportamiento, la del flujo y la teoría de la autodeterminación. Esta última hace referencia a esa sensación de autonomía, responsabilidad y control sobre nuestros movimientos que experimentamos al jugar y que tanto nos gusta. Es bastante curioso, porque el 60% del tiempo que pasamos jugando, estamos fallando; y aún así, nos gusta aprovechar todas las oportunidades que se nos dan para seguir intentándolo y ser cada vez mejores.

No ocurre lo mismo en las clases de inglés, ¿verdad? “Qué vergüenza salir delante de todos los compañeros para hacer una presentación”, “qué miedo hacer el ridículo”, “qué cansinas e interminables son a veces las clases”, “no me gusta mi profesor/a” y un largo etcétera de infinitas excusas y barreras que nos impiden subir de nivel y llegar a ese momento en el que nos pasamos el juego. Si estás leyendo esto, probablemente sea porque alguna de las vertientes de la industria del gaming te interesa de alguna manera. Si además has perdido el interés en seguir subiendo de nivel en el juego del aprendizaje del inglés, me gustaría compartir contigo algunos datos para que te retes a ti mismo y entiendas la gran inmersión lingüística en la que andas metido cuando juegas:

1. Los videojuegos son una digitalización de la realidad. Su contexto práctico y dinámico y su narrativa interactiva hacen de los videojuegos y los eSport un espacio potencial de aprendizaje de una lengua extranjera.

2. España es un país principalmente consumidor de videojuegos, de los cuales, la mayoría se desarrolla en países angloparlantes. Como dato, en el ámbito del ocio, la demanda y consumo de videojuegos ya supera la del cine o la televisión.

3. El saludable ambiente competitivo que se genera en los eSports favorece, además de valores como el trabajo en equipo, el intercambio y contacto multicultural en los que la lengua común suele ser el inglés.

4. Además de la interfaz de los videojuegos, también existen metatextos en inglés a los que los participantes recurren para descubrir nuevas estrategias o estar al día de todas las novedades. ¡Y sorpresa! Las fuentes angloparlantes suelen ser las primeras en actualizarse.

5. La globalización en la industria gamer ha internacionalizado la organización de eventos y competiciones en streaming, por lo que la lengua estrella, es de nuevo el inglés.

6. Cuanto mayor es el nivel de competición de los jugadores, mayores son las posibilidades que se tienen de jugar en un equipo internacional.

7. Una gran parte de las compañías internacionales responsables de los juegos triple AAA trabajan exclusivamente en inglés. Así que el inglés se convierte en una herramienta de trabajo fundamental para todos aquellos que quieran encontrar trabajo rápidamente.

Como ves y como ya seguramente sabías, el inglés seguramente formará parte de nuestras vidas irremediablemente para siempre. La buena noticia es que siempre y cuando estés dispuesto a enfrentarte a los retos que se te pongan por delante, la industria gamer es el sitio en el momento indicado para aprender, tengas la edad que tengas y estés donde estés.

¿Aún estás reticente? Empieza por cambiar el idioma de tu juego al inglés. No importa si no lo entiendes todo. Prepara papel y boli y cada día que juegues anota 15 palabras en inglés que no conozcas y que consideres que son importantes para entender la estrategia del juego. Al final de la semana habrás aprendido 105 palabras nuevas (partida superada), que son unas 3.255 al mes (nivel 1 superado) y 39.060 al año (juego superado). ¡A por el siguiente!

Y recuerda… no pasa nada si te equivocas el 60% del tiempo equivocándote, las nuevas oportunidades son infinitas.