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Lamberto Wägner

TROPEZONES

Lamberto Wägner

Babel “Made in Spain”

En el antiguo testamento se citan gran número de castigos de Jehová contra los que en algún momento se habían atrevido a incomodarle o desobedecerle. Las plagas de Egipto no eran cosa de broma: ríos convertidos en sangre, invasión de ranas, úlceras letales, tormentas de granizo y fuego, hecatombes de piojos, moscas, langostas y alimañas diversas, y como colofón el aniquilamiento de todos los primogénitos del país.

Según el mismo libro del Génesis, para castigar a la humanidad de sus pecados Dios se monta un diluvio a escala universal, anegando a todo bicho viviente, después de haberse garantizado la supervivencia de una familia y de un zoológico de especies seleccionadas.

Siendo estos castigos crueles y ejemplares, existe uno menos aparatoso, pero posiblemente con consecuencias tal vez más insidiosas y a la postre mortíferas; los descendientes de la familia Noé, privilegiada superviviente del diluvio, no demostraron a su Dios la debida pleitesía por habérseles perdonado la vida, y una vez establecidos en Babilonia, se propusieron construir una torre. Aunque no una torre cualquiera sino una tan alta que pudiera elevarse hasta el cielo, para competir con el divino creador. Empero a Jehová no le agradó la idea, por lo que decidió coaccionar tal iniciativa, convirtiendo la lengua común a los constructores en un mosaico de nuevos idiomas. Además de sembrar una paralizante confusión, esta pléyade de nuevos lenguajes no tardó en desparramarse por todo el orbe originando una falta de comunicación que ha sido una semilla de malentendidos y enfrentamientos entre los pueblos y que han perdurado hasta nuestros días.

Afortunadamente, la humanidad no se ha quedado de brazos cruzados, y ha puesto un poco de orden en este caos, volviendo a crear idiomas comunes. Así por ejemplo en una nación como la India donde no han superado la maldición de Babel, y cuentan con 22 lenguas oficiales y no menos de 393 dialectos reconocidos, han sido capaces de convertir en obligatorios dos idiomas nacionales, el hindi y el inglés. Y parejo al inglés se ha consolidado como segunda lengua otro idioma universal, el español, en países tan poblados como Brasil, o EEUU. En resumidas cuentas, tan solo con el mandarín chino, el inglés y el español la humanidad ha aprendido finalmente a liberarse del pesado yugo de Babel.

Pero hay una nación donde se hablan 5 lenguas cooficiales: el gallego, el catalán, el valenciano, el aranés y el vascuence correspondientes a distintas comunidades o regiones del país. Si bien existe asimismo y por fortuna un idioma comodín oficial hablado en todo el territorio, que resulta ser además uno de los tres universales: el español.

Y dirán Uds. No pasa nada. ¡Qué suerte! Se salvaron. Pues de ninguna manera. Por lo menos la enseñanza de dos de estos idiomas comunitarios se promueve y se propicia, no juntamente con, sino a expensas de la lengua común.

Y lo más grave es que los líderes de ambos territorios se han puesto de acuerdo para fomentar dichas lenguas excluyendo y boicoteando el español, un vehículo común de entendimiento y solidaridad que llevaba siglos funcionando.

Quizás no corran tiempos como los del Génesis, ¿pero verdad que sería tentador disponer de un poco de granizo y fuego para los dirigentes de estas regiones recalcitrantes?

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