La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Marrero Henríquez

ESCRITOS ANTIVÍRICOS

José Manuel Marrero Henríquez

Pasos vacíos

Los pasos en falso se dan en el vacío pero los pasos vacíos no son pasos en falso. Los pasos vacíos en que el vacunado a medias piensa representan las estaciones llenas de historia evangélica que se conmemoran en Semana Santa y que por razones coronavíricas no se han celebrado de la manera pública habitual. Este año los pasos se han quedado en casa, sin atreverse a poner un pie en la calle, tranquilitos en los interiores de las iglesias de la ciudad.

El vacunado a medias piensa en los pasos vacíos de la Semana Santa inspirado por el título de la novela de Carpentier Los pasos perdidos. Cosas de la mente, que pone en relación lo que aparentemente no tiene relación pero que, si se rebusca, alguna relación al final aparece entre ideas e imágenes a primera vista inconexas. Tanto el protagonista de Los pasos perdidos como el vacunado a medias regresan a las raíces. Eso es lo que tienen en común. El primero las encuentra en la selva, el segundo en la Pasión de Cristo. El protagonista de Los pasos perdidos vuelve a la selva porque es allí donde descubre la música y el bienestar integrados en su ADN y de los que la vida urbana lo había distraído con sus vistosas bagatelas y llamativas frivolidades, el vacunado a medias vuelve a meditar sobre el sentido de la muerte y resurrección de Cristo mientras la tele lo quiere distraer con no sabe bien qué partido de fútbol, qué novedad de vacuna, qué espectacular actuación de niño prodigio, qué cansino reguetonero o qué cataplasma de nacionalista catalán.

Cree el vacunado a medias que las estaciones son nueve, pero busca en la red y constata que las estaciones tradicionales del vía crucis son catorce: Jesús es condenado a muerte, Jesús carga la cruz, Jesús cae por primera vez, Jesús encuentra a su madre María, Simón el Cirineo ayuda a Jesús a llevar la cruz, Verónica limpia el rostro de Jesús, Jesús cae por segunda vez, Jesús encuentra a las mujeres de Jerusalén, Jesús cae por tercera vez, Jesús es despojado de sus vestiduras, Jesús es clavado en la cruz, Jesús muere en la cruz, Jesús es descendido de la cruz y puesto en brazos de su madre, Jesús es sepultado. Constata también que desde 1991 las estaciones han cambiado para admitir sólo los episodios que aparecen narrados en los evangelios y que han aumentado a quince, siendo la primera Jesús en el Huerto de Los Olivos y la última Jesús resucita de entre los muertos.

Como el protagonista de Los pasos perdidos, el vacunado a medias no es individuo que se distraiga con cualquier vistoso espectáculo y, como el protagonista de Carpentier, que se preocupa más por la selva que lleva dentro que por la entretenida ciudad que está afuera, el vacunado a medias también se fija más en el fundamento de las cosas que en el atrezzo con que se representan, más en la estación vacía (el hecho histórico no celebrado) que en el paso vacío que la representa (la procesión pública y estatuada de aquella estación), más en la Pasión de Cristo que en su teatralización en actos callejeros.

El protagonista de Los pasos perdidos regresa a la selva para encontrarse a sí mismo y, por esa razón, el vacunado a medias prefiere que las estaciones terminen como antes, con Jesús en el sepulcro, y no como ahora, con Jesús resucitado. La figura de Cristo muerto y sepultado deja a Dios a ras de tierra, hecho hombre y polvo al fin. La figura de Cristo resucitado es una imagen espectacular que el vacunado a medias no necesita, ni siquiera para consolarse de la muerte, pues el consuelo de la muerte es inconsolable.

Los pasos vacíos y las procesiones vacías, ¿habrán servido para llenar las estaciones de sentido? El regreso a la selva es como la mística, un camino de perfección que hay que aprender a transitar. De eso está seguro el vacunado a medias, aunque él mismo no sea un místico y esté muy lejos de serlo.

Compartir el artículo

stats