Nadie conoce de primera mano como yo tu majestuosa calidad como profesional de la educación, tu amor por la enseñanza, tu capacidad para desarrollar y crear herramientas y contenidos innovadores, tu coraje, tu espíritu de lucha y superación ante la adversidad y tu generosidad infinita con todo aquel que se acercaba a ti a pedirte ayuda o consejo. Te desvivías por transmitir tu don, tu sabiduría y tu entusiasmo a todos tus alumnos y a todos los compañeros de profesión, que preparaste y formaste de manera continua por todo el continente europeo hasta tu último aliento. Fuiste una visionaria y trabajadora incansable que te dejabas la piel y la vida para que tus alumnos pudieran vivir la experiencia de los intercambios internacionales de estudiantes y tus compañeros pudieran formarse en otros países. Muchos de tus alumnos te tendrán en su corazón para toda la vida, al igual que los cientos de profesores que han conseguido su plaza gracias a tu calidad como preparadora de oposiciones y a los miles de compañeros que has formado y perfeccionado a lo largo de tus numerosos años de servicio. Otros se olvidarán pronto de ti, pero estoy completamente seguro de que toda persona que ha compartido algún momento contigo habrá percibido tu luz, tu calor, tu bondad y tu generosidad sin esperar nada a cambio, especialmente tus alumnos y compañeros del IES Pérez Galdós con los que compartiste tus últimos 20 años como profesional, rodeada de un equipo humano excepcional que te apoyaba en todos tus proyectos y sugerencias, permitiéndote alcanzar todos aquellos sueños que te proponías. Por mucho que se diga que todo el mundo es prescindible, de ti nadie podrá decir eso. Una nueva estrella ha llegado al cielo para iluminarlo con su sabiduría infinita y su buen hacer. Y aquí se lamentará tu perdida siempre, porque no habrá otra persona tan imprescindible como tú.

Toda tu familia está muy orgullosa de la extraordinaria persona que eres. Tu bella sonrisa perenne, tu carácter jovial e inocente, tu generosidad infinita, tus ganas de vivir, de experimentar, de viajar y de disfrutar de la vida han hecho posible un sinfín de situaciones de alegría, cariño y ternura que recordaremos siempre. 

Y yo te estaré eternamente agradecido por regalarme los seis mejores años de mi vida, por hacerme feliz, por creer en mi como nadie lo ha hecho nunca, por luchar por mí para que tenga un futuro mejor, por enriquecerme como persona y a nivel profesional y sobre todo por haber estado a mi lado cuando más lo he necesitado. Te prometí que cuidaría de tu familia que ahora es la mía y que nunca te dejaría sola. El sábado te apagaste entre mis manos y vi en tu rostro felicidad. Espero que allá donde vayas, ya estés haciendo lo que más te gusta, enseñar y ayudar a todo el que lo necesita, sin esperar nada a cambio y siempre con tu bonita sonrisa en el rostro. Tardaré un poco en reunirme contigo “mi cielo”, pero espérame con paciencia como yo te esperé a ti.

Descansa en paz mi amor.