En la década de los años 60 del pasado siglo, se creó en el puerto de La Luz de la mano del tinerfeño Florentín Castro la consignataria Interocean Frucasa Corporation, que tuvo un gran auge al amparo de las flotas pesqueras japonesas y la exportación frutera, aglutinando un gran equipo humano sobre todo de gente joven dispuesta a laborar por la tarea portuaria. Este grupo, con el paso del tiempo, fue ganando en experiencia y rodaje creando empresas independientes que han cimentado mucho más el prestigio del puerto de Las Palmas y que hoy forman un ramillete de actividades nacidas de esa madre común que fue Frucasa.

Ahí está el caso del desaparecido Germán Suárez, que crea Italmar y que luego adquiere Astican y Astilleros del Atlántico aparte de fundar Spanish Pelagic y que era jefe de operaciones en la citada consignataria. También estaba Mario Rodríguez, que luego pasaría a ser delegado de la naviera Maersk. Igualmente José Mayor, otro referente en primera línea de los consignatarios, que funda Atlansea. Este incansable vivero de empresas se completa con otros dos marinos de primer rango, Emilio González y Antonio Rodríguez, que junto a Germán Suárez crean la consignataria Cirsa y la estibadora Sempsa, hoy La Luz Market.

Pero ahí no termina el desfile de profesionales portuarios salidos de Frucasa, como fue Luis Arbulu, que funda una empresa de prestigio internacional denominada Nautical dedicada a equipar los puentes de los barcos, especialmente los pesqueros. Y cerramos la lista con otros consignatarios que aprendieron sus “primeras letras” en esta veterana consignataria, como Manuel Soria, que puso en marcha la naviera Transcanary y la agencia Oceanic. Y Joaquín Arroyo con Canainter, junto a Tino León (Consubsa), Manuel León (Intercop) y Trans-Wold de la mano de Octavio Marcos y Pedro Olives. Toda una legión de empresas nacida de esa escuela que fue Frucasa, que cerró a finales de los años 80.