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Manolo Ojeda

Las esperas

Querido amigo, nos pasamos media vida esperando por algo o por alguien sin saber por qué razón, y da la impresión de que el tiempo ya no es nuestro sino de los demás. Dependemos de las circunstancias en casi todo lo que hacemos, y el problema es que el tiempo de espera suele cambiar las cosas, y eso lo sabe bien el que te hace esperar.

No es lo mismo plantear un asunto con la frescura que tienes a las nueve de la mañana, que te hagan esperar hasta las doce para empezar a hablar con tu interlocutor y después de haberte leído todos los periódicos y revistas que tiene en su despacho y tomar más café del que deberías.

La espera es el tiempo más inútil y desperdiciado que se puede tener, sobre todo cuando consume el tiempo que tenías previsto para dedicarlo a otras cosas.

Recuerdo ahora el cartelito que tenía colgado en su consulta el Doctor Alfonso Medina Fernández-Aceytuno, aquel inolvidable cardiólogo ya desaparecido que tuve la suerte de conocer. Tenía impreso y enmarcado un papel con una frase que decía: “Te pasas la vida esperando que pase algo y lo único que pasa es la vida”.

El otro día me encontré por la calle con mi amigo Paco Jaber, un tipo estupendo con el que solía hace años tomarme una copa y algunas más en San Agustín en la época del Beach Club. A pesar de los años y de los avatares vividos, Paco siempre conserva esa sonrisa abierta y sincera que tiene la buena gente.

Hace ahora un año que perdió a su hija por un cáncer de mama cuando solo tenía 35 años, algo de lo que, supongo, nadie se puede recuperar del todo. Estuvimos comentando también la cantidad de amigos que se nos han ido muriendo últimamente, a lo que me dijo que, a nuestra edad, es natural esa llegada a puerto, pero que lo de su hija no era un desembarco, sino un naufragio…

Estoy pensando, Gregorio, que la mayoría de nosotros hemos vivido ya más años que nuestros padres, a los que considerábamos entonces personas mayores. La cuestión es que, tal como se van sucediendo las cosas hoy día, es posible que todas las vivencias que hemos ido acumulando en ese tiempo, desaparezcan con nosotros, y creo que tenemos la responsabilidad de dejar testimonio de todo lo bueno y lo malo que hemos vivido si no queremos que nuestro paso por este mundo no haya servido para nada. O que pase lo de aquel jovenzuelo al que le preguntaron si conocía a algún escritor de la Generación del 27, y, sin pensárselo mucho, contestó que no, que todavía estábamos en el año 2021…

Hemos vivido entre dos siglos, Gregorio, y hemos visto ya casi de todo. Lo único que tenemos que esperar ahora es el poder disfrutar del día a día con salud y tranquilidad.

Un abrazo, amigo, y hasta el martes que viene.

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