Siempre me pregunto qué sucede en la vida de un niño africano antes y después de que una actriz o una princesa lo tome en brazos y le hagan una foto de las que dan la vuelta al mundo por el circuito del corazón, junto a carísimos divorcios y anuncios de perfumes. Antes de la fotografía ¿hay un casting en la escuela de adobe? ¿También pasa por el estilista la criatura?
- Este es el más dolicocéfalo que tenemos. Mira qué cráneo y qué frente tan perfectamente abombados. Conmueve y a la vez dan ganas de comerlo.
- Ya, pero hoy necesito niña.
Nunca sabemos qué sucede después de la fotografía ni si es bueno o malo para ellos. No sé. ¿Tienen que recibir tratamiento psicológico por haber conocido la gloria al ser alzados por una belleza blanca y regresar al suelo y a la realidad tan poco después? Hay puede haber estrés postraumático. ¿Les dan algo, una beca, a cambio del ingente beneficio reputacional que producen por el mero hecho de estar en los brazos de una celebridad occidental o vuelven a casa solo con el besito en la frente? Esos niños abrazados por la famosa que dan la vuelta al mundo en fotografía cuando están en brazos de su madre tienen un valor gráfico tendente a cero, salvo que pierdan la mayor parte de la masa muscular por hambruna. Qué poco valor añadido tienen esos brazos de madre.
¿Se vuelven sagrados en las tribus más atrasadas, tienen que soportar burlas en las más avanzadas, los bendice la fama en las más idiotas? ¿Se relacionan entre sí los niños abrazados? No sé... en convenciones anuales donde los séniors cuentan lo que era el abrazo clásico, que nunca se pasa, de Audrey Hepburn a los que sólo han conocido el de Angelina Jolie, que une tradición y modernidad.
¿Hay categorías entre los alzados por una embajadora de Unicef y una embajadora de Pantene? ¿Menosprecia el de la foto con Lady Di a la niña de la imagen con María Teresa Fernández de la Vega? ¿Se sienten en la misma tradición que los guerreros desnudos que se fotografiaban junto a un explorador con salacot? Necesitamos saber más.
