La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Alfonso González Jerez

El exorcismo de Red Morales

Unas 2.000 personas se manifestaron el pasado sábado, en el centro de Las Palmas de Gran Canaria, contra el proyecto de la central hidroeléctrica Salto de Chira, promovida por el Cabildo de Gran Canaria en complicidad de Red Eléctrica Española, empresa multinacional de reconocido compromiso con la sostenibilidad de sus accionistas y el progresismo de su cuenta de resultados. Dos mil personas no es, precisamente, una cifra desdeñable bajo dos circunstancias: los efectos de una pandemia todavía no superada, y que no anima demasiado a la gente a salir a la calle como acto de crítica y protesta, y las influencias tentaculares del poder cabildicio, que llegan a todas partes para proclamar que los opositores al proyecto son carne de ignorancia, vileza y resentimiento porque, ¿cómo va a querer el presidente Antonio Morales otra cosa que nuestro bienestar y la salvaguarda del barranco de Arguineguín, si hace años riega sus propias macetas y desde siempre escribe articulitos verdes que se quieren verdes?

Sobre estos manifestantes – y sobre otros muchos miles de grancanarios que rechazan o albergan sólidas dudas sobre la milagrosa central que limpia y contamina, es cara y es barata, destroza y preserva a la vez– Morales ha intentado y seguirá intentando un incansable ejercicio de exorcismo, y ya se sabe que la primera precaución de un buen exorcista es no escuchar al poseído, pues es el demonio el que habla por su boca. Por eso se niega a escuchar los sospechosos latines de los críticos. Por eso, igualmente, se ha contratado por algo más que un pellizco y algo menos que un escándalo a una legión de curas y monaguillos del marketineo y la publicidad: un ejército de exorcistas sin sotana que acabarán con la posesión infernal y limpiarán el aire de cualquier efluvio azufrado y entonces, hermanos y hermanas, desaparecerá toda disidencia. Porque la disidencia es tolerable cuando se queda en casa y masculla y patalea, pero no cuando se expresa en el espacio público y pretende hacerse escuchar. La disidencia, en las fantasías ideológicas de Morales, es como mínimo una falta de higiene, cuando no un ataque personal, atrabiliario, intolerable.

El lector puede consultar varios artículos que demuestran sobradamente la obsolescencia del proyecto de la central hidroeléctrica Salto de Chira; me parece particularmente recomendable el del ingeniero Lucas Rodríguez Valido. Esta ocurrencia, quizás válida a finales del pasado siglo, se ha quedado tecnológicamente desfasada, y es ahora inadecuada, irrelevante para la penetración de las energías renovables, muy costosa en su desarrollo, construcción, explotación y mantenimiento para producir un megawatio a precio delirante y con una afección al barranco de Arguineguín que no podrá evitarse. Recientemente un artículo firmado por Carlos Soler y Alberto Vázquez Figueroa no hurtaba estas evidencias y proponían unos cambios en el proyecto que, en realidad, terminaban redefiniéndolo casi en su totalidad. Para los autores el proyecto de Morales y REE “secuestra el recurso agua, el tendido de tuberías por los barrancos es extenso e impactante, no existe ningún estudio económico que avale esta gran inversión y el almacenamiento de energía apenas da para aportar flujo eléctrico de forma continuada durante un solo día”. Los impulsores de la central deberían examinar el curriculum del doctor Carlos Soler, uno de los mayores expertos en ingeniería hidráulica de Canarias, y leer meticulosamente su texto.

Seguro que la Red Morales seguirá adelante. Si finalmente llevan adelante este estúpido desaguisado, con las consecuencias económicas y medioambientales previsibles, muchísimos ciudadanos tomarán buena nota y exigirán responsabilidades.

Compartir el artículo

stats