La Provincia - Diario de Las Palmas

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Javier Durán

Bajo la desertización poblacional

Las estadísticas del INE desmienten tajantemente la idea de que el confinamiento por la pandemia iba a traer consigo un baby boom al amparo de la reclusión de las parejas en el ámbito doméstico. No sólo certifica una sequía de nacimientos sin precedentes, sino que retrotrae al país a la posguerra para certificar una crisis demográfica brutal: 492.930 muertos (74.227 más que en 2019) y 339.306 nacidos (casi un 6% menos que el año pasado).

España está por tanto ante un giro social de consecuencias aun sin tasar, una desertización poblacional que, de no corregirse, afecta a aspectos tan básicos de la economía como el consumo, pero también a otros más complejos como el mercado de la vivienda o al mismo sistema de pensiones. Si bien también podemos pensar en urbes que de pronto resultan demasiado grandes, a las que les sobran equipamientos y que no tienen más remedio que utilizar estrategias como la de la España vaciada para atraer residentes foráneos. La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, anunció ayer en su toma de posesión la puesta vigor de un chequebebé de 14.500 euros que, con todas las limitaciones que se quiera, podría ser un modelo a imitar por otras autonomías para estimular el incremento poblacional.

El INE alerta además que la edad para concebir un hijo bordea ya los 33 años, un alza progresivo que refleja la inseguridad histórica -no atribuible en exclusiva a la pandemia- a la hora de decidir traer un hijo al mundo, en la que interviene la carestía de la vivienda, los bajos sueldos, la falta de condiciones para conciliar la maternidad con el trabajo y el aumento del desempleo. La desorbitada mortalidad por la pandemia, comparable sólo a un momento de tantas carencias como la posguerra, no ha servido para que la clase política se acoja a una paz temporal y piense más de lo normal en las familias castigadas por la enfermedad. Siguen en lo suyo, sin pudor alguno, sin un tiempo para el luto colectivo, y mucho menos para darse cuenta de que se resquebrajan cimientos claves del sistema social.

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