La brecha generacional entre padres, madres, alumnos/as y docente, siempre ha estado presente a lo largo de la historia, pero en la época en la que vivimos se acusa más aún si cabe. Una época en la que la tecnología avanza a pasos agigantados, y en la que nuestros alumnos y alumnas se involucran en todas estas novedades tecnológicas, desde que surgen, cómo si de nada nuevo se tratase. Pero no lo hacen así los padres y madres e incluso muchos de los docentes que imparten clase actualmente. Aquí surge una brecha generacional importante. Pero vamos más allá, esta brecha también se está abriendo entre los docentes de cada centro educativo.
Hay veces que cuesta hacerles ver tanto a los padres como a nuestros propios compañeros/as, que la tecnología ha venido para quedarse y sobre todo para ayudarnos y apoyarnos en la educación, motivación y aprendizaje de nuestros alumnos y alumnas. Cada día la sociedad evoluciona, pero no lo hace así la educación. Los profesores/as tenemos que adaptarnos a esta nueva era tecnológica y aprovechar todos los recursos que esta nos ofrece para motivar y fomentar el aprendizaje inclusivo dentro del aula, haciendo que cada alumno y alumna forme parte de aquello que aprende. No todos los profesores están familiarizados con el uso de nuevas herramientas en la educación, ni cómo han de implementarlas para conseguir un aprendizaje completo. Esta falta de información y de formación agudiza la brecha generacional de la que estamos hablando. Formación para conocer los recursos que tenemos a nuestra disposición y de esta forma poder hacer útil cada una de las herramientas de las que disponemos a nuestro alcance y por otro lado información, en todos los ámbitos para que se comprenda por qué la tecnología y en concreto herramientas que fomenten metodologías activas como, por ejemplo, la gamificación, pueden llegar a ayudar en este proceso de enseñanza aprendizaje en cualquier etapa educativa. De esta forma, estamos aplicando metodologías innovadoras para enseñar conceptos complejos en muchos casos inalcanzables para nuestro alumnado, y conseguir que se impliquen, en una experiencia atractiva, divertida y con el objetivo de conseguir resultados positivos.
En todo este proceso académico, juega un papel fundamental los padres, estos tienen que formar parte de la educación de los alumnos, adaptándose también a la nueva forma de enseñar a través de las nuevas metodologías dentro del aula. En muchos casos la cooperación entre los padres y los profesores/as, y la aceptación de que la gamificación y las tecnologías aplicadas en la educación sólo persiguen un objetivo común, hace que este proceso sea un éxito. Este objetivo no es otro que incentivar un aprendizaje contextualizado dentro de esta sociedad, fomentando el aprendizaje dentro de un ambiente tecnológico efectivo, donde se ponen de manifiesto habilidades no sólo académicas sino también sociales y para que le encuentren un sentido y una aplicación real a contenidos abstracto que son difíciles de imaginar.
En definitiva, está en nuestras manos ser el motor del cambio para la sociedad del futuro, y para ello es importante seguir fomentando habilidades propias del SXXI, y como bien hemos comentado a lo largo de todo el artículo, es fundamental la aceptación y trabajo de las tecnologías y metodologías innovadoras como la gamificación, entre otras muchas, dentro del ámbito educativo y social para hacer de las generaciones futuras líderes en su ámbito.
