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Lamberto Wägner

Tropezones

Lamberto Wägner

Context office

Todos sabemos la importancia del contexto en nuestras vidas, y por ende las fastidiosas consecuencias que conllevan «sacar las cosas de contexto».

Pues la importancia del concepto cobra una fuerza inusitada en el urbanismo, y por tanto en los análisis y las medidas correctoras pertinentes cuando se planifica sin respetar el contexto.

Y tan es así que existe un estudio de urbanismo en Londres cuya denominación es nada menos que el «Context office», casualmente creado y dirigido por «mi hija inglesa», y que se dedica a optimizar los planteamientos urbanísticos de la ciudad. Como reza la razón social del despacho: «... un estudio de investigación y diseño especializado en espacios públicos. Proponemos estrategias culturales y espaciales y soluciones de diseño».

Con un par de ejemplos queda bien patente el pleno aprovechamiento del concepto. En el primero, cómo en una conocida y acogedora plaza del centro de la ciudad llamaba la atención el número de transeúntes sentados en los escalones, acomodados en los maceteros o apoyados en los bolardos. Era evidente que en la planificación del mobiliario urbano habían faltado bancos. En este caso el contexto sirve para revelar cómo un espacio público que aparentemente funciona bien, puede revelar un problema invisible.

Pero si en este caso ha faltado algo, en otros puede ser que sobre. En un segundo ejemplo, a un pintoresco patio rodeado de edificios en Covent Garden había que darle acceso a las calles circundantes mediante un pasadizo. La inercia urbanística de los arquitectos responsables propuso crear un paso de 6 m de ancho. Pero la consultora fiscalizadora del proyecto procedió a medir todas las calles y pasadizos de la zona, comprobándose que la gente utilizaba preferentemente los atajos antiguos y estrechos, de apenas 1 m. Porque la escala íntima de las calles es precisamente una de las claves del carácter histórico de Covent Garden y uno de sus mayores encantos. Finalmente se adoptó un ancho de 2,5 m («... porque los arquitectos no se atrevieron con menos»). Otra intentona, que el contexto también se encargó de desmontar, fue la de prestarle al pasaje una mayor intensidad lumínica que al entorno. Su efecto de deslumbramiento hubiera anulado la cautivadora luz umbría que le regalan a Covent Garden las farolas de gas, de las pocas todavía existentes en Londres.

La solución final, un pasillo lleno de vida, conectado visualmente al patio y lindando con un restaurante al que le prestaba uno de sus ventanales, tuvo una gran acogida, coadyuvando al premio de un prestigioso concurso de arquitectura otorgado a la totalidad del proyecto.

Pero como sea que el concepto de contexto va más allá de su uso para el diagnóstico de espa- cios públicos, se me ocurre un ejemplo más cercano, sugerido por mi buen amigo J.M.G. Me explicaba que en un mismo número de un diario vio publicadas dos noticias: una el premio de 80 M de euros que le había correspondido a un afortunado jugador del euromillón. Y la o-tra, en las páginas de arte, cómo iba a salir a subasta una obra de Botticelli, Joven sosteniendo un medallón, que aunque la puja arrancara en 65 M de dólares, se esperaba que no se adjudicara por debajo de los 100. ¡Realmente sería un estupendo y cruel contexto advertir al afortunado euromillonario que aunque en ese momento se creyera el rey del mambo, que supiera que lo ganado no le había de dar ni para colgar un Botticelli en su salón!

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