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Javier Cuervo

Artículos de broma

Javier Cuervo

Garaje y trastero

La culpa de que no progresemos es de que en España dices la palabra «garaje» y, sea cual sea tu comunidad autónoma y el hecho diferencial que te distinga, la mayoría piensa en dos líneas paralelas pintadas en el suelo, normalmente en una planta sótano, a la vera de una columna y pagadas a precio de oro. Así no llegaremos a ninguna parte, mientras que las personas que quieren llegar a la Luna en su propio vehículo o a Marte con su propia compañía empezaron su éxito en un garaje de verdad, no en una plaza de garaje.

Toda la gran industria privada creada a partir de las nuevas tecnologías nació en un garaje de una vivienda residencial a las afueras de una ciudad estadounidense. Sin garaje no habría sido posible todo lo que va de Microsoft a Amazon, sólo por citar dos grandes saurios empresariales. Los estadounidenses meten en el garaje el coche, imprescindible porque viven a las afueras y trabajan en los adentros, pero sacan del garaje mucho más que el coche.

Sacaron el «sonido garaje» y algún músico que lo haya practicado acabará yendo al espacio porque tendrá la fortuna necesaria para pagar el precio exorbitante que saca de la órbita terrestre. El garaje estadounidense es un espacio para el coche, en el que además se practican el bricolaje, las aficiones y, en un porcentaje pequeño, algunos de los procesos del asesinato en serie según nos cuentan todas las series de asesinatos.

Nosotros no tenemos ese espacio en el que caben un coche y una pasión grandes sino dos rayas pintadas en el suelo y, de complemento, un espacio pequeño llamado el trastero en el que no cabe nada que tenga futuro porque está destinado a cosas que pertenecen al pasado. No llegaremos al espacio porque no tenemos un garaje en el que progresar sino un trastero en el que regresar a través de objetos que el diccionario define como cosas inútiles, estropeadas, viejas o que estorban. Pagamos a precio inmobiliario un cuarto para estorbos y eso define que vayamos lentos, cargados y retrospectivos por el presente. El garaje mira al futuro; el trastero, al pasado.

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