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Opinión

¿Utopía o demagogia energética?

Por cuarta vez en cincuenta El pleno del Cabildo de Gran Canaria acaba de aprobar hace unos días, una moción presentada por los grupos de Nueva Canarias y PSOE por la que se insta que “a la mayor brevedad, se tramite un plan progresivo de desmantelamiento de todas las centrales térmicas, hasta alcanzar su cierre definitivo que se traduzca en la disminución drástica de los combustibles fósiles utilizados como materia prima para la generación de electricidad y, de este modo, desplomar el actual volumen de emisiones de gases de efecto invernadero”.

Sin perjuicio de compartir el objetivo de disminuir la emisión de gases de efecto invernadero a la atmósfera y de la necesidad de aprovechar las condiciones que ofrece Gran Canaria para aumentar la implantación de energías limpias, no es menos cierto, que hacer un planteamiento de desmantelamiento total de las centrales térmicas en Gran Canaria, además de un solemne disparate es un planteamiento absurdo, demagógico y catastrófico para nuestra isla.

Vayamos por partes.

No existe ningún lugar en el mundo donde la producción de energía eléctrica para una población similar a la que habita en Gran Canaria sea al 100 % con energías limpias. Ninguno.

Algunos estudios recientes muy optimistas, como el de la Universidad de Stanford, establecen que al menos 143 países podrían alcanzar el 100% de generación eléctrica renovable para dentro de 30 años, con lo que ellos llaman el WWS, siglas de wind, water, solar (viento, agua y sol). Estaríamos hablando de sistemas eléctricos muy bien interconectados y con un respaldo de generación seguro y estable como el de energía hidráulica.

En este punto, nos encontramos con dos problemas importantes: En Gran Canaria, y en el resto de islas, tenemos sistemas de generación aislados, sin interconexiones con otros sistemas que nos aseguren un respaldo de suministro estable; y además, carecemos de capacidad de producción eléctrica a través de grandes saltos de agua que nos garanticen suministro cuando falle el suministro eólico o solar. Es cierto que está en proyecto la construcción de una alternativa fiable como es el sistema de bombeo Chira-Soria, pero esté es claramente insuficiente para abastecer las necesidades de toda la isla.

Una constatación real y cercana de lo anterior la tenemos en la isla de El Hierro con el proyecto Gorona del Viento que fue concebido para que la isla fuese auto suficiente energéticamente con fuentes de generación renovables como la eólica y su estación de bombeo con salto de agua asociado a la misma.

La realidad ha sido otra.

Según los datos del informe de producción de 2020, la central de Gorona del Viento generó el 42 % de la electricidad consumida en la isla, frente al 58% de generación de la central térmica de Llanos Blancos que actúa como sistema de respaldo a Gorona del Viento cuando está no tiene capacidad para la generación eléctrica por falta de viento o indisponibilidad de agua en el salto.

Aún así, se dejaron de emitir 19.544 toneladas de gases contaminantes a la atmósfera, lo que es una muy buena noticia.

En la isla del Hierro viven 11.000 personas; en la isla de Gran Canaria 865.000.

La moción presentada por Nueva Canarias y el PSOE sostiene que el desmantelamiento de todas las centrales térmicas de la isla será posible cuando entre en funcionamiento el sistema de bombeo de Chira Soria. Falso.

Los datos que suministra Red Eléctrica de España (REE) distan mucho de ese escenario.

Los cálculos más favorables de REE hablan de que en 2026 la central de Chira Soria podría aportar el 37 % de generación eléctrica en Gran Canaria, lo que elevaría el total de generación con renovables en Gran Canaria hasta el 51%. Teniendo en cuenta que en 2012 estábamos en un rango del 5-7% ese dato es espectacular, pero muy lejos del 100%.

Hace unos años tuve la oportunidad de visitar la central térmica de Juan Grande. Los ingenieros que nos atendieron nos explicaron que la Central se construyó con dos turbinas de ciclo combinado diseñadas para la generación eléctrica utilizando gas, pero como consecuencia de la negativa a la construcción de una regasificadora que suministrase gas a la central se tuvieron que modificar ambas turbinas para adaptarlas al fuel oíl.

En términos de contaminación, la central térmica de Juan Grande expulsa entre un 25-30% más de CO2 a la atmósfera quemando fuel oíl en vez de gas. Ese dato lo conocen en el Cabildo de Gran Canaria.

Que desde el Cabildo de Gran Canaria se planteé el desmantelamiento de las centrales térmicas de la isla, además de suponer una absoluta irresponsabilidad, denota un terrible desconocimiento de las reglas básicas de funcionamiento de los sistemas eléctricos aislados, salvo que Antonio Morales y los suyos, estén haciendo lo que mejor saben hacer: pura demagogia.

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