La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Javier Durán

Reseteando

Javier Durán

Los carroñeros olisquean Cuba

Al PP sólo le ha importado Cuba para apuntalar su discurso ideológico, y lo mismo se puede decir de Venezuela.

Nicolás Maduro ha pasado al olvido, mientras que la situación crítica de la Isla y el hartazgo de su población (estimulado o no por EEUU, da igual) resucita desde la vertiente a la que nos tiene acostumbrada la derecha, acompañada en esta ocasión por los ultras. Resulta patético ver a Casado pidiendo a Sánchez que diga en voz alta que Cuba es una dictadura, no porque no lo sea, sino porque aún su partido se resiste a considerar que Franco era un dictador y que su sublevación fue un golpe de Estado contra un gobierno legítimo. En plata de ley, a los populares les trae al pairo el empeoramiento del bienestar de los cubanos por las consecuencias del bloqueo, agudizadas ahora por la pandemia y la falta de turismo. Lo único que quieren es tener otro juguete más para perturbar las relaciones entre PSOE y Podemos, de los que es archiconocido el carácter sentimental/representativo que tiene la revolución castrista en su attrezzo, aunque sólo sea para contribuir a la elaboración de obituarios de tono digno. El carroñerismo destructivo de los populares aspira, a ser posible, a una mayor pobreza de los cubanos, como vehículo idóneo para provocar un levantamiento contra el régimen que dirige Miguel Díaz-Canel. Una aspiración cruel, pero en sintonía con el exilio más duro y deseoso de que el embargo de los Estados Unidos –revigorizado por Trump y sostenido por Biden– logre el objetivo de que Cuba ceda con una liberalización del régimen. Acoso y derribo que podría situar a los cubanos en el caos, pero también que el Gobierno insular, que ya no son los hombres de Sierra Maestra, obtenga el favor social con la idea del enemigo externo. Cuba puede ser arrastrada por su falta de recursos, pero como en el eterno retorno Putin aparece para exhibir los lazos nunca desechos entre Rusia y la Isla, una hermandad –muy carroñera– con el naufragio del comunismo y un balón de oxígeno que anularía o empantanaría un cambio democrático.

Compartir el artículo

stats