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Xavier Carmaniu Mainadé

entender + CON LA HISTORIA

Xavier Carmaniu Mainadé

Morir sin saberse campeona olímpica

La primera campeona olímpica de golf. en París 1900, fue Margaret Abbot, que murió sin saber lo que había conseguido. En esa edición las mujeres fueron excluidas de las delegaciones olímpicas de manera deliberada. 

Del mismo modo que ocurría en los JJOO primigenios, los que se empezaron a celebrar en Atenas en 1896 estaban reservados exclusivamente a los hombres. En algunos artículos de la serie olímpica que hemos ido publicando estos días ya se han explicado las dificultades que han tenido las mujeres para abrirse camino en el mundo del deporte y ver reconocida su trayectoria como atletas.

Tras recibir presiones por diferentes lados, el Comité Olímpico Internacional aceptó la incorporación de pruebas femeninas a partir de los Juegos organizados en París en 1900, aunque las mujeres no formaron parte de las delegaciones olímpicas de cada país y ni siquiera se les facilitaba algún tipo de uniforme similar al de los hombres.

De los 997 atletas participantes, solo 22 eran mujeres. Una de las condiciones para que pudieran competir era que las disciplinas no requirieran un cambio de vestuario y participaran con ropa de calle, como era el caso del golf; porque aunque recientemente haya sido reintroducido a la familia olímpica, a principios del siglo XX ya formaba parte de ella.

La gimnasta de EEUU Simone Biles, en Tokio. Xavier Carmaniu Mainadé

Aquel 1900 en París, la primera campeona olímpica de golf fue una americana llamada Margaret Abbott, que murió sin saber lo que había conseguido. Nacida en 1876, de clase acomodada, en 1899 se había trasladado a la capital francesa para estudiar arte con Auguste Rodin y Edgar Degas. Hizo el viaje acompañada de su madre, Mary Abbott, periodista, novelista y aficionada al golf, al igual que su hija. Por ello, se apuntaron al torneo olímpico que se celebró en Compiègne el 4 de octubre. En aquellos tiempos la organización del evento era muy diferente de la actual. De hecho, tanto en 1900 como en 1904 en Saint Louis (EEUU), la cita deportiva tuvo lugar en la ciudad que acogía la Exposición Universal de aquel año, y el programa deportivo quedaba mezclado con otras actividades vinculadas a la feria de muestras.

Afortunadamente para la posteridad, Mary dejó testimonio escrito de aquel episodio donde por primera vez una mujer de Estados Unidos ganó una medalla olímpica. Rectifico. Un tazón de porcelana, que era el premio destinado a la ganadora. De hecho las medallas no fueron habituales hasta la edición de 1904.

Las fotografías de la jornada corroboran los comentarios de la madre de la campeona, que dejó descrito que las contrincantes de su hija estaban más pendientes del vestuario que del juego. Todas iban con sombrero, manga larga, falda hasta los pies y zapatos de tacón. Cabe decir que no es que Margaret vistiera demasiado diferente. De hecho, su madre destacaba sobre todo que las otras llevaban la ropa demasiado estrecha para poder jugar, pero no hacía ningún comentario lamentándose de tener que jugar con piezas largas.

Las limitaciones no quedaban circunscritas solo al tema de la ropa. Como se consideraba que las mujeres tenían menos fuerza física que los hombres, el tradicional circuito de 18 hoyos se redujo a la mitad. Margaret Abbott completó los nueve hoyos con 47 golpes, dos menos que la subcampeona, Pauline Whittier (49) y seis que la tercera, Daria Pratt (53). La madre quedó séptima con 65 golpes.

La campeona practicaba aquel deporte desde la adolescencia en Chicago, donde según los cronistas era la golfista más destacada, aunque nunca participó en ningún gran torneo. Porque para ella aquel cuenco que le dieron en Compiègne era el premio de un simple campeonato local. En 1902 volvió a su país, se casó y tuvo cuatro hijos. Murió en Connecticut en 1955 cuando tenía 76 años sin que nadie supiera –ni siquiera ella misma– la proeza que había conseguido en 1900 en París.

Fue gracias a la historiadora Paula Welch, especialista en historia del deporte, que en 1970 se dio cuenta de lo que había sucedido siete décadas atrás. Fruto de su investigación se pudo recuperar la trayectoria personal de Abbott y darla a conocer a su propio hijo, que no tenía ni idea de lo que había conseguido su madre cuando era una joven estudiante americana en París. Así pues, gracias a la investigación histórica ahora sabemos quién fue y qué hizo Margaret Abbott.

madre

La otra Abbott, la escritora

La madre de Margaret, Mary Abbott, también es digna de ser recordada. En 1889 se hizo famosa con la novela Alexa y después trabajó como periodista en el Chicago Evening Post. En la capital francesa hizo de corresponsal para la Exposición Universal y, además, aprovechó para escribir una guía de París para mujeres (A Woman’s Paris), donde hay un capítulo dedicado al deporte.

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