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Ánxel Vence

Crónicas galantes

Ánxel Vence

Medio siglo de ‘Viva España’

Una canción escrita en neerlandés por un belga, popularizada en el mundo por una sueca e inspirada por los paisajes de la Costa Brava funciona como himno extraoficial de España por ahí afuera. Muy pocos guiris conocerán la música de la Marcha de Granaderos, pero sería raro que a alguno no le sonase el celebérrimo ¡Que viva España!, aquí famoso gracias a la versión de tal título que hizo posteriormente Manolo Escobar.

Ahora que se va cumpliendo medio siglo de este éxito discográfico compuesto en 1971, su autor, Leo Caerts, reveló no hace mucho que el Eviva España –según su título original– se lo inspiró una estancia en Platja d’Aro, provincia de Gerona.

Puede que a los independentistas les sorprenda y hasta incomode la accidental denominación de origen gerundense, pero lo cierto es que, durante esas vacaciones, Caerts se emocionó con el sol, el vino y la gastronomía del lugar hasta el punto de dar vivas a la España catalana. Curiosamente, el compositor es de origen flamenco y pertenece, por tanto, a un territorio con pujos secesionistas en Bélgica.

Lamenta en todo caso Caerts que la traducción de su letra al castellano no tuviera que ver gran cosa con el texto original en neerlandés. El encargado de verterla al español se tomó, a su juicio, demasiadas libertades “patrióticas”. Molestó en especial al autor que la letra española aludiese a las “tardes soleadas de corrida”, dada su escasa afición a los toros; y tampoco le gustó demasiado que su traductor introdujese a Dios en la copla de este atípico pasodoble. Se conoce, aunque no lo diga, que es ateo.

Esa fue, sin embargo, la versión popularizada en España y los países latinoamericanos por Manolo Escobar, si bien el primer gran éxito internacional de la canción se debe a la sueca Sylvia Vrethammar. Con su versión en inglés del tema consiguió mantenerse durante 39 semanas consecutivas en el top ten de los discos que más se vendieron en el Reino Unido allá por el año 1974.

Ya sea en neerlandés, inglés o español –entre otras muchas lenguas–, el “Eviva España” sigue reportándole al belga Caerts derechos de autor cada vez que alguien la interpreta. Y no son pocos. Recientes están aún las performances en Maastricht y Ámsterdam de una orquesta sinfónica dirigida por el holandés André Rieu (rey del vals que no le hace ascos al pasodoble).

Notable parece que la canción haya llegado a constituirse en himno oficioso de este país, cuando menos en el extranjero. Quizá ayudase el hecho de que el oficial carezca de letra y no sea tan reconocible para los no españoles como el célebre “Eviva España” adaptado por el letrista de Manolo Escobar con el título: “¡Que viva España!”.

No menos llamativo parece hoy, cincuenta años después, que la inspiración de su hispanísimo pasodoble le viniese al belga Caerts durante unas vacaciones en Cataluña; pero ya el propio autor de la copla ha aclarado que a él no le interesa en absoluto la política.

Mucho mejor así. Los himnos suelen estar inflamados de ardor guerrero y, en general, le desean la peor de las suertes al enemigo. Hay que felicitarse de que este otro himno extraoficial compuesto por un belga en la Costa Brava se limite a ensalzar “la tierra del amor” entre fandanguillos y alegrías. Y que lo cantasen indistintamente una sueca y Manolo Escobar.

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