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Fernando Canellada

Azul atlántico

Fernando Canellada

Luz, más luz

El precio de la luz se asemeja, con lenguaje de otro tiempo, a una serpiente del verano. Lo más duro, lo verdadero, es que incide grave y directamente en el bolsillo de todos los españoles. No se queda en una fugaz aparición periodística, mediática o social. No son las perseidas, por hacer una comparación luminosa. Es real. Como la vida misma en pandemia.

Este no es un análisis de expertos. Se limita a inquietudes e impresiones. Si hay un mercado con precios políticos es el eléctrico y no parece que vaya a tener un ajuste inmediato ni una tregua. La ola de calor ha venido a dar más protagonismo a los electrodomesticos en las horas más inconvenientes. La industria y el turismo soportan su propia historia con las eléctricas. Nada corriente, por cierto.

Escaladas de precios y lobbis como el eléctrico, habían movilizado a los ciudadanos alrededor del 15-M, cuando José Manuel Soria era el ministro responsable de la energía. Los tiempos han cambiado. Los ministros, también. La luz permanece. El sociólogo Manuel Castells, por ejemplo, dibujaba la agenda en aquel tiempo «para buscar una salida a la crisis hacia un modo de vida construido colectivamente». Castells es hoy ministro de universidades. En cambio, quien se acaba de lanzar a construir colectivamente una solución al precio de la luz ha sido el alcalde de Peñas de San Pedro, en la provincia de Albacete. Ha decidido que el Ayuntamiento abone un 20% de la luz a los vecinos, con el dinero que se había ahorrado de las fiestas. Bienvenido sea el fomento de políticas públicas para la mejor distribución de la riqueza, aunque poco conseguirá el señor alcalde albaceteño ante la escalada del precio.

La crisis obliga a revisar muchos caminos y la situación económica del coronavirus exige convertir problemas en oportunidades. Las últimas palabras de Johann Wolfgang von Goethe poco antes de morir en 1832 fueron «¡Luz, más luz!» Eso ha llegado hasta nosotros. Esa luz que reclamaba el brillante espíritu del ilustrado alemán no sólo es más económica sino que resulta más necesaria que nunca.

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