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Joaquín Rábago

Papel vegetal

Joaquín Rábago

Daniel Hale, un héroe de la lucha por la verdad

Hay individuos cuyas historias de heroísmo personal frente a los abusos del poder establecido no saltan habitualmente a los titulares de la prensa internacional.

Uno de ellos es sin duda Daniel Hale, ex analista de varias agencias nacionales de seguridad de EEUU, condenado a finales de julio por la justicia de ese país a cuarenta y cinco meses de cárcel por relevación de secretos oficiales.

Su delito: haber violado una ley contra el espionaje de EEUU que data de la Primera Guerra Mundial al filtrar a la prensa información clasificada como secreta en torno al programa de empleo de aviones no tripulados en la lucha antiterrorista.

La labor que desarrolló en la base militar estadounidense de Bagram, en Afganistán, consistía en la identificación de objetivos contra los que luego actuarían los drones de la superpotencia, entonces presidida por el demócrata Barack Obama, quien, pese a su premio Nobel de la Paz, superó a todos sus predecesores en el recurso a esas armas letales.

Con sus revelaciones, Hale quiso llamar la atención de la opinión pública sobre lo que consideraba un modelo de conducta inmoral del Gobierno de Washington que contradecía la versión oficial sobre la extrema precisión de esos asesinatos extrajudiciales, de los que habían sido víctimas numerosos civiles afganos.

Según su defensa, el motivo de Hale no fue otro que acabar con la mentira según la cual los drones garantizaban la seguridad de EEUU y desmentir al mismo tiempo que las vidas de los norteamericanos valiesen más que las de otros pueblos.

“Estoy aquí porque robé algo que no era mío, vidas humanas preciosas (…) Perdóneme por haber robado papeles en lugar de vidas”, afirmó Hale antes de escuchar el veredicto.

En una carta manuscrita enviada anteriormente al juez, Hale confesaba haber vivido un auténtico trauma al ver cómo en las reuniones con los miembros de su equipo, muchos de éstos se dedicaban a visionar grabaciones de anteriores ataques con drones como si estuvieran viendo una película pornográfica.

La fiscalía había solicitado ocho años de cárcel porque las filtraciones habían permitido a los “más viciosos terroristas” del mundo obtener informaciones clasificadas como secretas, pero el juez lo rebajó a algo menos de cuatro en consideración al estado mental del acusado.

Se trata por cierto del mismo fiscal que sigue reclamando al Reino Unido la extradición del fundador de Wikileaks, Julian Assange, quien lleva más de dos años detenido en la prisión de alta seguridad londinense de Belmarsh pese a haber denegado una juez su entrega a ese país por riesgo de suicidio.

Según otro ex analista norteamericano convertido en “whistleblower” (denunciante) y a quien también persigue la justicia norteamericana, el delito de Daniel Hale fue “decir esta verdad: el 90 por ciento de los muertos por drones son civiles. Hale debería haber recibido una medalla de honor”.

Las filtraciones de Hale se publicaron en la revista digital The Intercept, fundada en 2014 por los periodistas Glenn Greenwald y Jeremy Scahill y la documentalista Laura Poitras.

Greenwald y Poitras fueron las dos personas que en 2013 tuvieron acceso completo al programa de vigilancia global del Gobierno de EEUU revelado por Snowden. Son además autores del documental Citizenfour, que trata ese caso.

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