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El mundo por de dentro

La tradición obstruccionista de la derecha

El presidente Joe Biden empezó dando un giro copernicano a la política exterior de su predecesor en temas realmente muy importantes, sorprendiendo a propios y extraños. Incluso ha aprobado este mes, con una acuerdo bipartito (69 a 30), en el Senado la ley de infraestructuras, recortada, de 1,2 billones de dólares. Ahora Biden ha frenado en seco ante la ofensiva interior del partido republicano liderado por Donald Trump.

En septiembre de 2020, el gobierno federal aprobó que los propietarios no pudieran desahuciar a la gente, porque sacarla a la calle les expondría mucho más al virus. En enero, ya con Biden, se extiende la protección contra los desalojos hasta finales de julio; además el Congreso aprueba miles de millones de dólares para ayudar a los inquilinos y propietarios. El Supremo advirtió que solo el Congreso, no la administración, tiene el poder de detener los desalojos en un futuro. Como el plazo termina y el Congreso no se pone de acuerdo, la representante demócrata, Cori Bush, acampa frente al Capitolio para presionar a la Casa Blanca. Al cabo de unos días Biden acepta la propuesta para extender la prohibición de desahucios hasta octubre, aunque probablemente la tumbe el Supremo, y mientras gana tiempo para que el dinero aprobado llegue a los inquilinos.

Con la reiterada mentira de que a Trump le robaron las elecciones y hubo trampa en el recuento, la derecha en más de 40 estados «ha presentado al menos 253 proyectos de ley destinados a restringir el derecho al voto, que afectan principalmente a votantes de color» (Amy Goodman. Washington Post. 8-marzo-2021). Dieciocho de ellos ya lo han restringido seriamente. Por ejemplo, en Georgia se reduce la votación anticipada y por correo. En Texas se limitan los procedimientos que los votantes negros y latinos utilizaron ampliamente en 2020. Los diputados demócratas de Texas abandonaron su congreso para reclamar a la Cámara de Representantes federal una ley general sobre el derecho al voto para toda la nación. Biden reaccionó con un tímido discurso sobre el derecho al voto que dejó a muchos progresistas descontentos. La izquierda de su partido quiere el fin del obstruccionismo en el Senado y acusan al presidente de no cumplir sus promesas: aprobar una ley federal sobre el derecho al voto, y reformar el obstruccionismo.

El obstruccionismo se basa en la Regla 22 del reglamento del Senado: para poner fin a las deliberaciones y pasar a votación es necesaria la conformidad de 60 senadores (actualmente hay 50 demócratas y 50 republicanos) con lo cual pueden bloquear cualquier votación. Este sistema lo ha utilizado la derecha para bloquear prácticamente todos los proyectos de ley de corte progresista: las leyes de derechos civiles del siglo pasado, la que pretendía establecer el linchamiento como delito federal. El bloque demócrata mayoritario en el Congreso espera poder aprobar una gran cantidad de proyectos de ley en los próximos meses: la ley John Lewis de avance del derecho al voto, para proteger los derechos electorales; la ley George Floyd de Justicia en la Vigilancia Policial; la ley para aumentar el salario mínimo a 15 $ la hora; y el proyecto presupuestario de 3,9 billones de New Deal ecológico para combatir el cambio climático, cuidado y educación infantil y Medicare para todos. Dos senadores demócratas se oponen al fin absoluto del obstruccionismo por lo que Biden ha propuesto volver al sistema antiguo de hablar ininterrumpidamente durante horas para evitar la votación, que parece aceptan. Los republicanos han amenazado con una política de «tierra arrasada» si se elimina el obstruccionismo. A los demócratas les queda «la opción nuclear» que permite lo que llaman «un nuevo precedente» y reformar mediante el pronunciamiento de la mayoría simple. Se hizo en 2013 -ley del Obamacare-, y en 2017, para que Trump nombrara magistrados del Supremo.

Para terminar de arreglarlo este año se realiza el obligatorio censo, decenal, que se presenta este mes. Los censos por estados en que residen los 331.449.281 ciudadanos norteamericanos. Así se actualizan los representantes por estados, lo que influye en el Congreso; y dentro de cada parlamento estatal los republicanos están planteando modificaciones de los distritos electorales lo que podría darles mayoría absoluta en más de una veintena.

Ni teniendo mayoría, como tienen, en Congreso y Senado dejan a los demócratas gobernar. Necesitan terminar con el obstruccionismo, antes de las elecciones parciales de 2022.

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