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Alfonso González Jerez

Retiro lo escrito

Alfonso González Jerez

Populismo zombi

No se confundan ustedes, buena gente. No existe ninguna división respecto al puerto de Fonsalía en el PSOE. Lo único que hay son unas declaraciones de José Antonio Valbuena –consejero de Transición Ecológica del Gobierno autonómico -- precisando que está la actual evaluación de impacto ambiental a punto de caducar y que sería muy complejo conseguir renovarla. Valbuena simplemente coquetea. Le ha tomado gusto al aplauso verde que te quiero verde. Como responsable político jamás se tomó demasiado en serio las reflexiones y los criterios ecologistas y basta repasar su ejecutoria en el Cabildo de Tenerife para certificarlo. Empantanado en proyectos legislativos que en dos años no ha podido sacar adelante, Valbuena aprovechó la oposición a la construcción del hotel en La Tejita por el Grupo Viqueira para asomar cabeza, engalanarse como medioambientalista y ocupar titulares muy molones. Por cierto, los promotores de Viqueira, a los que se paralizaron la obra nueve meses largos, van a exigir en tribunales una compensación económica al Ejecutivo regional. Ahora Valbuena, que le ha cogido el gusto de posar como un Chico Méndez que lleva coche oficial en vez de camiseta (viva o povo de Tenerife) hace lo mismo con el puerto de Fonsalía, un proyecto que ha apoyado explícitamente su compañero el responsable de Obras Públicas, Sebastián Franquis. Y lo hace porque sabe que no hay problema en sacarle la lengua a Pedro Martín.

Pedro Martín es el primer zombi que se conoce –zombi político, por supuesto—que se muere de ganas por serlo. Es difícil entender las razones que le llevaron a postularse como candidato socialista a la Presidencia del Cabildo tinerfeño. Porque Martín detesta concienzudamente su trabajo. Obviamente llegó a ese despacho sin un proyecto para la isla y no tiene toda la culpa. Los socialistas llevaban ocho años gobernando con Coalición Canaria, con Aurelio Abreu como bello durmiente, y sin reflexionar un solo minuto sobre una estrategia socialdemócrata para el territorio. Martín ha zombificado igualmente el PSOE tinerfeño y las agrupaciones locales que registran un mínimo de actividad interna actúan autónomamente y no le hacen maldito caso a la fantasmal dirección insular. Si sigue reivindicando el puerto de Fonsalía es porque se trata de un proyecto que ya reclamaba como alcalde de Guía de Isora desde la creencia supersticiosa de que un puerto, cualquier puerto, es una suerte de cornucopia que derrama prosperidad y dicha sobre la costa en la que se enclava y en todos los municipios limítrofes. Guía de Isora se convertiría un nodo de comunicaciones y todo el mundo se vería abocado a pasar por Guía de Isora, como le ocurre mismamente a Pedro Martín. En su ardiente apología, y para responder a las pequeñas maldades de Valbuena, el presidente llega a decir que lo del Santuario de las Ballenas es una tontería, porque también se han producido desafortunados choques entre ballenas y buques en el trayecto entre Tenerife y Gran Canaria. Igual cree este buen señor que las ballenas y los delfines solo nadan entre la Caleta de Adeje y Los Gigantes. Con todo, me quedo con otra maravillosa frase de Martín: “Es más populista oponerse a Fonsalía que generar desarrollo”. Vaya. ¿Generar desarrollo es populista, aunque menos que rechazar el proyecto de Fonsalía? ¿No tiene usted ninguna estrategia de desarrollo y cohesión social a mano que no pase por invertir 60 millones de euros en otro puerto? El primer presidente del Cabildo tinerfeño después de 30 años tiene como proyecto estrella el puerto de Fonsalía? El proyecto zombi de un presidente zombi. ¿Y cómo se articula o estructura en el desarrollo del resto de la isla? Martín, por supuesto, no responde. Martín solo anhela que pasen lo más rápidamente los días, las semanas, los años que restan de mandato para volver a Guía de Isora y hartarse de roquetes.

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