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Luis M. Alonso

Sol y sombra

Luis M. Alonso

La “marcha pacífica”

La marcha que había convocado el colectivo de apoyo a los presos de ETA para homenajear a Henri Parot era de 31 kilómetros, parece ser el equivalente a los años de condena cumplidos por el pistolero de la banda terrorista. Teniendo en cuenta que se le condenó por participar en 39 asesinatos aún le quedarían ocho para guardar uno por cada víctima del odio etarra que se cobró. Con más de 200 víctimas pesando sobre él, la carrera de Parot abarca más crimen de lo que nadie se podría imaginar. Incluida en la larga estela sangrienta del comando del que formaba parte el homenajeado se encuentra la voladura de la casa cuartel de la Guardia Civil de Zaragoza, en diciembre de 1987, con un balance de once muertos entre ellos cinco niñas.

Pero en fin, los organizadores del homenaje se han quejado de que “algunos” hayan querido convertir la marcha en una confrontación “con quienes pacíficamente tienen la intención de participar”. ¿Pacíficamente? ¿Es un acto pacífico homenajear a un etarra condenado por asesinar a 39 seres humanos y causar más de 200 víctimas? ETA y sus cómplices siempre supieron donde estaba el gatillo, jamás el juicio.

La primera acción que se debe ejercer contra el odio, ahora que combatir su exaltación es última tendencia, consiste en impedir que el entorno etarra siga exteriorizando con altavoces el daño causado y de manera tan humillante para las víctimas de la violencia. Pero no vale con tibios mensajes sobre la falta de autocrítica y llamadas a la necesidad de deslegitimizar el terrorismo por quienes desde las instituciones no tienen inconveniente en pactar gobiernos con los mismos fanáticos que simpatizan con Parot y jamás han mostrado arrepentimiento público por los años de plomo. La acción tiene que ser eficaz, frente a los asesinos y sus cómplices sí estaría justificado el famoso cordón sanitario que la izquierda saca a colación exclusivamente cuando le conviene y con quienes le conviene. A los socios, en cambio, ni tocarlos.

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