La Provincia - Diario de Las Palmas

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Las cronicas de Don Florentino

Un punto azul

Está usted triste, Mr Sagan. - No puedo evitarlo. Desde aquí arriba sigo los avatares que suceden en mi planeta.

─- ¿Su planeta?

─- Sí, la Tierra. Y permítame que lo diga con orgullo.

-─El orgullo es una de las concesiones que nos podemos dar aquí, don Carl. Pero, dígame… ¿Cuál es ese planeta suyo?

Sagan se encaramó con agilidad y señaló un diminuto puntito lejano. Allá, en medio de la negrura del Cosmos, una motita azul parecía flotar en el inmenso vacío. Lo señaló con el dedo trémulo y sus ojos inmateriales se llenaron de lágrimas.

-─Los habitantes de aquel puntito, la Humanidad, hace ya décadas que lograron enviar artilugios lejos. Precisamente uno de ellos captó la imagen de la Tierra desde el mismo borde del Sistema Solar, y fue uno de los momentos más emocionantes de mi vida. Entonces yo escribí algo que me surgió de muy adentro: “Eso es nuestro hogar. Eso somos nosotros. En él, todos los que amas, todos los que conoces, todos de los que alguna vez escuchaste, cada ser humano que ha existido, vivió su vida. La suma de todas nuestras alegrías y sufrimientos, miles de religiones seguras de sí mismas, ideologías y doctrinas económicas, cada héroe y cobarde, cada creador y destructor de civilizaciones, cada rey y campesino, cada joven pareja enamorada, cada madre y padre, niño esperanzado, inventor y explorador, cada maestro de la moral, cada político corrupto, cada “superestrella”, cada “líder supremo”, cada santo y pecador en la historia de nuestra especie, vivió ahí, en una mota de polvo suspendida en un rayo de sol”. Sí, aquello no era más que un puntito azul, pero para mí ese hecho subrayaba nuestra responsabilidad de tratarnos mejor los unos a los otros, y de preservar y querer ese punto azul pálido, el único hogar que siempre hemos conocido.

-─Es interesante…

-─Hace 25 años que salí de él, pero me parece que sigo allí. ¿Sabe, amigo mío? en 1995 realicé la predicción más dolorosa de mi vida, porque vislumbré un futuro muy oscuro para mis nietos. Entonces predije que Estados Unidos sería una economía de servicios e información; que casi todas las industrias manufactureras clave se habrían ido a otros países; que existirían unos poderes tecnológicos asombrosos en manos de unos pocos, que la gente perdería la capacidad de establecer sus propias agendas o cuestionar con conocimiento a las autoridades y que, aferrados a nuestros cristales y consultando nerviosamente nuestros horóscopos, con nuestras facultades críticas en decadencia, nos volveríamos incapaces de distinguir entre lo que se siente bien y lo que es verdad, y nos deslizaríamos, casi sin darnos cuenta, de vuelta a la superstición y la oscuridad.

-─Parece una nueva edición del Apocalipsis, en versión virtual.

-─Pero el tiempo me está dando la razón. Precisamente ahora que la Humanidad está superando la pandemia del covid 19, 233 revistas médicas lanzan una alerta mundial: «Se acerca una catástrofe mucho más mortífera que la Covid»

-─¿Más mortífera? ¿A qué se refieren?

-─Al cambio climático. Destacados científicos consideran que el rápido cambio global que las actividades humanas están provocando en el planeta es, con mucho, la principal amenaza para la Humanidad en los próximos años: Las enfermedades infecciosas se dispararán y las enfermedades ligadas al cambio global antropogénico serán la principal causa de muerte de los humanos.

-─¿Tan grave es, Mr. Sagan?

-─Sí lo es. La comunidad científica lleva años pidiendo a los políticos que prioricen las inversiones para remediar el cambio climático y la pérdida de la biodiversidad. Ahora se ha dado un paso más: Se ha exigido a los gobiernos que hagan todo lo posible para mantener el aumento global de la temperatura del planeta en menos de 1,5°C.

-─¿Tan importante es la temperatura?

-─Lo es. Un incremento mayor enfrentaría a la Humanidad al colapso del mundo actual.

-─Y… allá... en ese puntito azul… ¿No hacen nada para remediarlo?

Carl Sagan frunció los labios y entornó los ojos, intentando enfocar en su retina el minúsculo punto que brillaba rodeado de negrura.

-─Algo hacen, pero hasta el momento los medios puestos, la reducción de las emisiones de gases contaminantes y las medidas de conservación del medio ambiente son claramente insuficientes. Si la Humanidad quiere tener futuro ha de transformar las sociedades y las economías, cambiar radicalmente las fuentes de energía, los medios de transporte, la producción y distribución de alimentos, los ecosistemas de las ciudades… Los hombres poseen los medios técnicos, y aprenden deprisa, pero falta ese empuje que solo pueden dar los dirigentes…

-─Ah… los dirigentes… el eterno problema de todos los lugares…

-─Quizá, pero en el minúsculo planeta azul el tiempo se acaba. Si no hay un rápido cambio de rumbo, el futuro es tan negro como el espacio que le rodea.

-─Pero… ¿hay esperanza?

Carl Sagan no dudó un solo instante.

-─La hay, ¡claro que la hay! Y pasa por la responsabilidad individual de cada ciudadano, y porque cada uno de ellos, sea del color político que sea, exija, EXIJA, a sus representantes que se tomen medidas drásticas de conservación del medio ambiente. El diagnóstico está hecho, las soluciones dependen de la capacidad de presión de los ciudadanos… y ésta, si ellos quieren, es casi infinita.

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