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Ignacio Pardo Luzardo

En voz alta

Ignacio Pardo Luzardo

¿Estamos en un cambio generacional?

Hace tiempo que no nos comunicábamos y considero que debemos hacer alguna reflexión sobre aspectos que se están produciendo no solo en el ámbito educativo, sino también en este país que nos está tocando vivir y que por ahora se llama España, aunque según algunos podría ser Españe, si seguimos contemplando todas las ideas que salen de los más iluminados.

No sé si es que lo percibo yo solo, o lo vemos más personas con lo que se está haciendo en esta sociedad tan falta de valores e ideologías en todos los ámbitos, que según vaya el viento en un sentido u otro, somos capaces de hacer lo contrario de lo que pensamos, y hace que recuerde aquella frase atribuida a Groucho Marx que decía: «Estos son mis principios, si no le gustan tengo otros».

Creo que puedo decir con toda rotundidad que estamos viviendo un cambio generacional en nuestra sociedad y no nos puede coger con el paso cambiado, los docentes tenemos que estar acorde a los cambios sociales que se están produciendo, nosotros somos también protagonistas de ese cambio y tenemos que implicarnos, para que se produzca con un sentido lógico, que no se nos quiera hacer comulgar con ruedas de molino.

Nuestra experiencia y desempeño diario pueden ayudar a que esta sociedad sea un poco mejor de lo que nos está tocando vivir. Para esto es fundamental que los docentes nos lo creamos, si no estamos convencidos de lo que hacemos, y de la importancia de nuestra profesión tenemos un problema, sabemos que estamos en el punto de mira de muchos cuando no hacemos lo que ellos quieren, pero esta vida no es una carta a los Reyes Magos que me dan siempre lo que pido, a veces decir no es tan importante como asentir o llegar a un punto medio.

Tenemos que intentar ser ese motor de cambio en colaboración con las familias. A lo mejor debemos compartir más con ellos para fijar esas líneas que no se deben traspasar jamás en la educación de sus hijos, y sobre todo en una sociedad occidental como la nuestra.

¡Todo no vale!, pero para ello debemos colaborar con las familias para recordarles lo que está bien y lo que no lo está.

Existen otras culturas contemporáneas a la nuestra que están más preparadas para afrontar lo que nos viene, porque han sabido madurar de forma adecuada a medida que ha ido creciendo y asumiendo las responsabilidades y obligaciones. Hay que hacer ver que no todo son derechos en esta sociedad, que también hay obligaciones y derechos de los compañeros que conviven con los que intentan imponer su voluntad.

Hay que ayudar a las familias a comenzar desde las posiciones iniciales de salida, que cualquier situación de fuerza o presión hacia las instituciones educativas democráticas, lo que van a hacer es sembrar la semilla de la duda de todos los cimientos sobre los que están basados nuestra sociedad occidental, si se quiere cambiar, ¡de acuerdo!, lo hacemos entre todos y participamos de forma activa, no podemos, ni debemos dejarnos arrastrar por la fuerza de los acontecimientos que marca la multitud a través de las redes sociales y las tendencias políticas interesadas.

Esto es imparable y ya no hay Estado nacional, ni supranacional que lo detenga, las masas acompañadas de algunos medios de comunicación interesados son las que están marcando el guion y si no les interesa, lo lleva hacia otro lado, nada es inamovible, la tendencia, aunque sea una estupidez hay inmaduros que la siguen y están convencidos de que es lo correcto. Al final todo se resumen en la necesidad del control del poder y el poder al final es dinero.

Da la sensación de que estamos como un pollo sin cabeza, que va de un lado para otro sin rumbo hasta que cae definitivamente.

Aún estamos a tiempo, si todos ponemos algo de nuestra parte sin intereses particulares y pensando realmente en el futuro de las próximas generaciones, no en conseguir parcelas de protagonismo en un momento concreto, que se desvanecen como el humo.

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