La Provincia - Diario de Las Palmas

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Antonio Perdomo Betancor

Objetos mentales

Antonio Perdomo Betancor

Catástrofe en el Paraíso

La estúpida y neocolonial perspectiva que de Canarias tienen allá en Madrid se continúa en el tiempo sin solución de continuidad. Ayer mismo el presentador de un noticiario nacional, 24 Horas, llamaba Palma a La Palma, en franja de máxima audiencia, después de una semana de la erupción volcánica. Pasan los siglos, los gobiernos de distinto signo se suceden, pero permanecen las mismas sensaciones. Me imagino que no puede entenderse sino como una forma de menosprecio consciente, o inconsciente, lo cual qué importa, porque a ambos los nutre la raíz colonial de la que no se ha desprendido la casta gobernante ni tampoco, lastimosamente, sacudirse los canarios el síndrome del colonizado. La pulsión de renombrar las cosas, la topografía, el acto reflejo, ya digo, parece irrefrenable. De esa misma pulsión se deriva la irrelevancia que en nuestros propios asuntos se nos concede y, también, de ella mima, se deriva la prepotencia y desconsideración en la gestión de los asuntos políticos y administrativos.

Como cada cual sabe por la naturaleza de sus propios asuntos, y comprende muy bien, lo irrelevante no gana preocupación. Curiosamente, por ser una región ultraperiférica, con unos delicados equilibrios, tampoco hubo consulta a los canarios cuando la convirtieron en una Lampedusa del Atlántico, o sea, un campo de concentración de emigrantes. En absoluto se hizo. Ni el tema originó debate alguno sino, bien al contrario, una perplejidad sumisa, un manto de silencio cayó sobre el asunto. Estos apuntes están en la línea con la insensibilidad que la ministra de Turismo, Reyes Maroto, ha mostrado, de natural, cuando se expresó en los términos insensatos de quien no espera respuesta ni resistencia. Dijo algo así como que La Palma sería un bonito parque de atracciones turístico dado el alucinante espectáculo volcánico. Lo dijo en el momento en que la lava desbordaba las carreteras y enterraba las casas de los palmeros y, bajo metros de la colada basáltica, el trabajo de sus vidas. Sí, justamente, lo dijo cuando los palmeros, con el corazón encogido, roto por la calamidad, la tragedia los cubría. Desbordados por las pérdidas, sobrecogidos por el temor. Lo dijo, supongo, sin pensar, con la placidez de quien sabe que al que no se respeta no se le pone cuidado, eso, sin duda, tiene la insignificancia política.

Casos como estos sacan a la luz la ligereza con la que se despachan los asuntos que les atañen a las personas reales. Probablemente sea que ha calado el hecho de que las personas son abstracciones ideológicas en la disputa política. Y una vez más unas declaraciones referidas a Canarias dejan al personal estupefacto. Hasta la persona más templada y de moderada visión política no puede por menos que sorprenderse de su psicopática declaración, la cual la descalifica, y que, a buen seguro, la ministra Maroto entrará de pleno derecho como figura en la tradición de personas incompetentes, esas que son obra del localismo geográfico educativo y son del tipo que sitúan a Canarias en el Mediterráneo, por ejemplo, confunde Palma de Mallorca con Las Palmas, o La Palma con Las Palmas de Gran Canaria. Así pues, Reyes Maroto por mérito propio ya forma parte de la galería de figuras políticas que hablan de vacío.

Puede ser que como los conocimientos no importan, sino aprender a aprender (todavía no he logrado desentrañar la alquimia de esa expresión) en tal caso puede que se sienta disculpada. Quien quiera que dijo esa frase se estará peguntando cómo una memez tan grande ha tenido tanto éxito. A veces, ocurre el éxito de la memez. Tal es que estas expresiones, como la de la ministra Reyes Maroto, ocurren con relativa frecuencia, y es el caso que me pregunto si el resto de las informaciones o declaraciones en otros sectores de los ministerios gozan de la profundidad de la que dispone Reyes Maroto. Me refiero a ese raro privilegio tan creativo y suelto de referirse a las cosas. La información nacional referida a Canarias suele hacerse tan desenfadadamente que cuesta creer que se refiere a Canarias, pues que, la invención figura prioritaria a lo referido y de ese modo la exactitud geográfica comparada, un mapa de Estrabón resulta un prodigio de precisión. Pero, como lo que importa es aprender a aprender.

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