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Xavier Carmaniu Mainadé

entender + CON LA HISTORIA

Xavier Carmaniu Mainadé

James Bond y los pájaros

Después de meses y meses de espera y aplazamientos por culpa de la pandemia, por fin llega a la gran pantalla la última entrega de la saga del espía más famoso de la historia del cine. Bond, James Bond. Que, en la vida real, era ornitólogo.

Película tras película ha vencido a malvados megalómanos, terroristas de países remotos, espías rusos... Parecía que nada podía detener a 007, hasta que se topó con un enemigo invisible: el virus del covid-19; que le ha tenido fuera de combate unos cuantos meses. Finalmente, podremos volver a disfrutar de sus aventuras.

El personaje de Bond ha consagrado a muchos actores, pero también hizo famoso al hombre que, sin quererlo, le dio su nombre. James Bond, el de verdad, nació en 1900 en Filadelfia (EEUU). Descendiente de una familia acomodada de la costa este, quedó fascinado por la naturaleza cuando, a los 11 años, acompañó a su padre a una expedición al delta del río Orinoco. Allí descubrió su vocación: los pájaros.

Después de ir a Inglaterra para estudiar en Oxford, volvió a su ciudad natal, donde fue ornitólogo de la Academia de Ciencias Naturales. Su especialidad eran las aves del Caribe y, fruto de su trabajo, en 1936 publicó Birds of the West Indies, que enseguida se convirtió en una guía de referencia para los aficionados a la observación de aves, como el escritor Ian Fleming.

El padre del espía más famoso de la historia del cine nació en 1908 en Londres. Hijo de una familia rica con una larga tradición militar, durante la Segunda Guerra Mundial se incorporó a los servicios de inteligencia, donde se encargó del diseño de operativos para comandos británicos. Aunque nunca entró en combate, sus vivencias le servirían de inspiración para dar vida a 007.

En 1952 necesitaba una excusa para escaquearse de los preparativos de la inminente boda con su prometida, Ann Charteris, y decidió que era el momento de escribir aquella novela de espionaje que no paraba de decir que haría desde que había terminado la guerra. Para estar tranquilo se recluyó en Goldeneye, su mansión de Jamaica. Cuando empezaba a llenar los primeros folios se dio cuenta de que necesitaba bautizar al protagonista. Buscando inspiración, miró a su alrededor y se topó con la guía Bond.

Mientras tanto, el auténtico James seguía con su calmada y ornitológica existencia ajeno al vuelco que sufriría su vida cuando, en 1961, el presidente Kennedy explicó que uno de sus libros favoritos era Desde Rusia con amor, el quinto título de la saga 007.

Automáticamente las obras de Fleming, que hasta entonces habían pasado sin pena ni gloria, se convirtieron en superventas en EEUU. Y el teléfono del ornitólogo Bond comenzó a sonar a horas intempestivas. Las lectoras enamoradas del espía habían encontrado su número en la guía y lo llamaban compulsivamente. Lo cuenta su biógrafo, Jim Wright, que también relata que fue la mujer de Bond quien ató cabos cuando, hojeando una revista, leyó una entrevista a Fleming.

Cuanto más famoso se hacía el espía, más incómodo se sentía James Bond, que llegó a rechazar propuestas surrealistas como aterrizar en el estreno de Goldfinger con un helicóptero a cambio de 100 dólares.

No es extraño que no le cayera bien el personaje que se había apropiado de su identidad: Fleming justificaba la elección argumentando que le parecía un nombre aburrido y nada romántico. En cambio su esposa, Mary Bond, estaba encantada con las aventuras del espía. De hecho fue ella quien, aprovechando que en 1964 estaban de expedición ornitológica por Jamaica, convenció a su marido de ir a Goldeneye. Cuando llamaron a la puerta, Fleming estaba grabando una entrevista con la televisión de Canadá: «Les presento al auténtico James Bond», anunció a los periodistas.

A petición del novelista, el ornitólogo le firmó la guía que había actuado de musa y, a cambio, Fleming le regaló un ejemplar de Solo se vive dos veces con la siguiente dedicatoria: «Para el James Bond real, del ladrón de su identidad».

Ciertamente, el espía eliminó al ornitólogo, pero de no haber sido así nunca habríamos sabido que en Filadelfia vivía un sabio de los pájaros que murió en febrero de 1989, pocos meses antes de la caída del Muro de Berlín; el hecho que marcaría el fin del bloque comunista y de la época dorada del espionaje internacional.

espía

Su hermano, la otra inspiración

Una de las fuentes de inspiración de Ian Fleming fueron las acciones que su hermano Peter realizó durante la Segunda Guerra Mundial como miembro de una rama de los servicios secretos británicos llamada Special Operations Executive. El SOE se encargaba de misiones de sabotaje y espionaje en los territorios de Europa y Asia ocupados por los enemigos del Eje.

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