La Provincia - Diario de Las Palmas

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Ángel Tristán Pimienta

El volcán vomita lava, y otros vomitan odio

A las 15.13 horas del domingo 19 de septiembre estalló el nuevo volcán de La Palma en Cumbre Vieja. Si no me falla el calendario del iPhone hoy (para ustedes, yo escribo el viernes noche) habrán transcurrido dos semanas. O lo que viene a ser lo mismo, catorce días. Y en este tiempo, muy corto para todo lo que está pasando, la verdad es que parece una eternidad, han sucedido muchas cosas.

Las fuerzas desatadas y fuera de control de la Naturaleza no se han quedado quietas ni un segundo. Todo ha ido a más. Primero pareció un Teneguía, tranquilo e indoloro, un espectáculo al que la gente se podía acercar hasta unos cientos de metros pasados los primeros momentos; pero luego este llámese como se llame, se salió totalmente de control. La orografía influyó bastante. No encontró un camino cuesta abajo hacía el mar, donde verter su furia, aumentando de paso la superficie insular.

Todos lo recordamos porque todo es muy reciente. Enseguida se movilizaron todos los medios posibles y los casi imposibles también. Las administraciones dieron un ejemplo de unidad ante la tragedia: primer punto a destacar. El Gobierno regional, el Cabildo Insular, los ayuntamientos afectados, el Gobierno de la Nación empezaron a tomar las medidas adecuadas, que en conjunto son principalmente dos: atender lo urgente, buscar alojamiento provisional para miles de personas, que han ido subiendo según el volcán ha ido causando más estragos en viviendas y fincas de plataneras, y preparar y poner en marcha un amplio de medidas a medio y largo plazo para la reconstrucción.

Nadie con un mínimo de información y sano juicio puede negar la evidencia. Hay tal caudal informativo en todas las televisiones y radios que es imposible ignorar esta realidad.

Por supuesto ha habido un serio inconveniente inicial que han detectado algunos profetas de la enorme barra de bar que son ahora las redes sociales: las varitas mágicas con las que los niños y niñas sueñan con convertir en realidad sus deseos…deben de estar fabricadas en China porque no funcionan. La lava no se ha volatilizado, qué pesada, y no se ha repuesto la normalidad del minuto -1. Llueve ceniza y no billetes del BCE. Corren ríos de lava y no los chorros del oro. Las horas siguen teniendo sesenta minutos y no seis, los minutos siguen teniendo sesenta segundos, y no seis. ¡Piove, porco goberno!, dice un famoso ¿proverbio? italiano.

Las casas primero se hacen partiendo de un deseo, lo sé por experiencia propia, después ese deseo se transforma en una lata: hay que establecer una serie de prioridades, encargar un plano, buscar el dinero, que ni mana de una fuente ni se guarda bajo la almohada o en la caja de los calcetines, empezar con los cimientos, las columnas, los forjados….preparar el papeleo para el enganche del agua, la luz, el gas…

La reacción de todos los concernidos ha sido un ejemplo, valorado en España y en toda Europa. Mientras algunos predicadores de inquina a las pocas horas ya echaban en falta la presencia de Pedro Sánchez, Pedro Sánchez cambiaba su agenda, demoraba su asistencia a la Asamblea General de la ONU y se presentaba en primera línea del frente, donde el presidente canario, Ángel Víctor Torres, dirigía las operaciones en total sintonía con el presidente insular Mariano Hernández zapata (PP) y demás autoridades y los expertos en vulcanología, emergencias…etc. Más de quinientos funcionarios llegados desde otras islas y península reforzaron a los locales: Unidad Militar de Emergencias, bomberos de Gran Canaria, de Tenerife, de Lanzarote, Guardia Civil, Policía Nacional… y cientos de trabajadores de medios de comunicación que convirtieron La Palma en un estudio 24 horas y en directo. Vinieron los Reyes, don Felipe y doña Leticia..; ministros, científicos internacionales punteros en la especialidad…

En fin, se buscó alojamiento de urgencia a los que perdieron sus casas y sus propiedades, con distintos recursos. Familiares, cuarteles, alquileres, hoteles… A las pocas horas se anunció que la Comunidad Autónoma, a través de Visocan, compraría todas las casas disponibles, se recalificarían terrenos en zonas cercanas, para que los habitantes desalojados no perdieran el arraigo.

(Hagamos un paréntesis: toda persona más o menos cuerda se dará cuenta de inmediato que es absolutamente imposible ‘desenlavar’ millones de metros cuadrados para rehacer viviendas, carreteras estanques…. No se le ocurre ni al que asó la manteca, que en su momento sería un gran invento).

Para las primeras medidas el Gobierno central libró una partida inicial de diez millones de euros, mientras se activaba la declaración de zona catastrófica y se estudiaba la utilización de fondos europeos, quizás hasta 400 millones, y las demás instituciones hacían lo propio: el gobierno de Canarias y el Cabildo de La Palma, ya exhausto. Se crea una comisión mixta Estado-Canarias y una Interministerial.

Cuando se entra en la segunda agónica y frenética semana, los odiadores en plantilla sacan la patita en las redes sociales y empiezan los ‘reenviados’. La estrategia es la habitual en las fábricas de intoxicaciones y lavado cerebral y siembra de ‘golpe blando’. Comparar lo incomparable. ¡Sólo diez millones para seiscientas familias en La Palma y cincuenta y tres para la compañía aérea Plus Ultra¡, claman encendidos y encendidas. Un dinero que es un crédito. Todos los años se subvencionan con miles de millones a empresas y a trabajadores. En el Archipiélago lo sabemos bien; y los empresarios turísticos y los plataneros y etcétera mejor que nadie.

Tampoco faltan los racistas que quieren pescar en magma revuelto: “’30 millones a Marruecos para frenar la inmigración irregular’ y solo 10.5 para los pobres palmeros. O “siguen manteniendo a más de un millón de moros con 664 euros mensuales”.

Cuando tengo la paciencia para explicar esto, aunque a veces sea con un ‘Lexatin’ por medio, contestan con la consabida consigna de lo indemostrable: “pero se está haciendo tarde y mal”. ¿Cómo había que hacerlo, como la Gürtel?, ¿repartiendo llaves y tarjetas bancarias a tutiplén? O que todo es ‘insuficiente’ de entrada: “se van a comprar - dicen cargados de ira en vena- setenta viviendas, pero se necesitan setecientas”. Claro, mujer, u hombre o lo que sea en derecho, pero no las hay en La Palma y San Borondón no existe.

Catorce días han pasado, y por la pinta de la cosa pasarán muchos más. Hay más seísmos, más explosiones, se abren nuevas bocas, más ríos de lava parece que se bifurcan. Habrá más damnificados y se tendrá que seguir cuadrando la oferta con la demanda.

Pero rarezas aparte, y convertidos los resentidos y resentidas irredentos en un cero a la izquierda, para evitar los problemas mentales colectivos, la sociedad canaria en estos momentos difíciles y tristes está demostrando una unidad y una responsabilidad ejemplar. Los perros siempre ladran cuando alguien cabalga o pasa en coche por la puerta de la casa; también tienen derecho a la libertad de expresión aunque no nos dejen dormir.

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