La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Luis M. Alonso

Sol y sombra

Luis M. Alonso

Madrid en la diana

La incapacidad de los políticos se mide por su destreza en suscitar debates falsos que, además, acaban por enervar y envenenar a la sociedad. El de Madrid lo es, aunque solo a medias. Me explico: la llamada descentralización no se sostiene en pie, carece de sentido y funcionalidad y, como ha sucedido en otras ocasiones, será un hostigamiento condenado a fracasar por la propia inercia necia que lo mueve. Pero existe una segunda parte: el pretendido policentrismo no debería solapar la auténtica descapitalización madrileña en favor de Cataluña, que ya cuenta con una inversión muy superior a la de Madrid en el reparto territorial de los presupuestos del Estado. Ahí sí existe un verdadero propósito descapitalizador. ¿Por qué motivos? No creo que haga falta, a estas alturas, entrar en demasiados detalles. Pero por un lado, está el compromiso de satisfacer la demanda de los socios catalanes de Gobierno perjudicando con ello a la mayoría del resto de las comunidades. Por otro, en Madrid gobierna el adversario y es desde allí donde pretende lanzar su ofensiva para recuperar el Gobierno de España. Por esa razón, han decidido castigarla. La guerra contra Díaz Ayuso se va a librar, recrudecida, en varios frentes hasta el final de la legislatura. Madrid, como bien ha escrito Trapiello, es la refutación del nacionalismo, el sitio donde nadie te pregunta de donde eres; suma, por tanto, como enemigo irreconciliable al identitarismo aliado de Sánchez.

Además, en las cabezas de nuestros políticos no cabe otra idea que la confrontación. Tampoco llevan su enemistad con la elegancia de Disraeli y Gladstone en la era victoriana, aunque el primero, sin renunciar a la batalla verbal, comentase del segundo: «Si Gladstone se cayera al Támesis sería un accidente; si alguien lo rescatara, una calamidad». Lo nuestro es más grosero y contagioso. ¿De dónde creen, si no es así, que viene la costumbre exaltada de abuchear a los presidentes de gobierno en los actos institucionales?.

Compartir el artículo

stats