La Provincia - Diario de Las Palmas

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Punto de vista

Todos a una

Con la crisis del 2008 entramos en una dinámica del conocimiento de la economía donde aprendimos que los paganini de este país somos la clase media, con la crisis sanitaria de 2020 aprendimos de golpe y porrazo que nuestro paso por el planeta es anecdótico y que aquí se quedan por los siglos de los siglos otras cosas que no somos precisamente nosotros, vamos que somos efímeros, pero a la vez somos inteligentes y esto nos permite preparar el terreno para los que vienen detrás, sean nuestros hijos o los de los conocidos, para que tengan a su disposición un entorno cómodo y saludable donde su paso por la tierra sea placentero y enriquecedor.

Observamos con escepticismo como nuestros vecinos defienden su territorio con un órdago de medidas publicitarias, mediáticas o influyentes en las redes sociales tengan veracidad o no (ésa es otra cuestión) pero con unos logros incuestionables.

Personalmente de las crisis siempre he procurado aprender y extraer lo mejor o al menos lo aprovechable. Debemos implicarnos todos en no lamentarnos tanto y ser catastrofistas, negacionistas o cualquier otra perogrullada cuando lo esencial es levantar la cabeza cerrar filas y todos a una, especialmente las clases sociales dominantes en la isla que tanto les gusta reunirse en un salón del Sta. Catalina o en el náutico y decir «es la hora de Gran Canaria» nos guste o no quienes mandan en política ahora, quien tiene los bemoles de controlar tal o cual actividad económica o quien quiera que herede esta o aquella empresa. Si no tomamos conciencia colectiva de que León y Castillo pudo hacer el puerto o los ingleses afincarse en la capital trayéndose las primeras tuberías de agua potable por ejemplo sin que nadie les pusiera un traspié, ya fueran los pilotos de lanchas para el transbordo del antiguo muelle de Las Palmas o los aguadores que a buen seguro sacaban el agua de los pozos, no hubiera hoy sido esta ciudad lo que es. Por tanto aprendamos del pasado, saquemos provecho de tantas crisis encadenadas y luchemos por evitar que la autovía del sur tenga ocho carriles por cada sentido dentro de 50 años o que la principal y mayor ciudad de Canarias se quede rezagada del desarrollo sostenible y medioambiental que cruje por todas partes apostando por el transporte colectivo guiado o tren de Gran Canaria ya que como saben los expertos ninguna infraestructura viaria o de transporte público en el mundo produce beneficios en sus primeras décadas pero una vez implementado es un valor incuestionable para las generaciones futuras. ¿O alguien se plantea hoy que la autovía del sur o el aeropuerto sobran?. Ya está bien de aguantar el monopolio de empresarios que quieren evitar a toda costa el tren por su errónea valoración de las consecuencias.

La sostenibilidad, la eficiencia energética, la protección medioambiental y el consumo basado en el reciclaje y la ecología han llegado para quedarse. 

Nuestra isla necesita un moderno y eficaz tren que conecte de norte a sur y probablemente ampliaciones en el futuro. También necesita unos cuantos parques temáticos que sirvan de lugar de esparcimiento para los ciudadanos residentes y de gancho para el turismo, estos han de ser muy arbolados, espaciosos, con exquisito tacto a la hora de hacer módulos para atracciones o polivalentes cuidando una arquitectura tradicional canaria o soterrando instalaciones de innecesaria presencia en el paisaje que además podrá llevar lagunas o charcas, saltos de agua, verdes laberintos o enconados barranquillos por donde se entrecrucen los distintos senderos y atracciones diversas eficientes desde el punto de vista energético pudiendo basarse incluso en los cuatro elementos de la naturaleza para un funcionamiento alternativo y didáctico. Redescubrir las fachadas y linderos de todo el diseminado de construcciones que se apostan a los lados de las vías principales de la isla con un plan integral de mejora y embellecimiento de fachadas eliminando esas horribles paredes de bloques sin encalar o disimulando esos cajones de tres o cuatro plantas colgados de una ladera… queda mucho por hacer, pero pongámonos, por dios, todos juntos a dejar una isla que haga honor al adjetivo que lleva su nombre.

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