La Provincia - Diario de Las Palmas

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Martín Caicoya

En la semana del cáncer de mama

Al principio las células se reproducían por mitosis. Para que los organismos pluricelulares existieran hubo que inventar una nueva forma de reproducción. Aparece la estrategia de la semilla, más tarde el huevo. En ambos casos es necesaria fertilización. En las plantas se confía en el viento, los insectos y los pájaros para que transporten la parte masculina, el polen, a la femenina. Los animales ovíparos tienen que hacer el esfuerzo de llevar esos gametos a la hembra. Ahí ya no dependen del azar: hay preferencias y se toman decisiones. Ese óvulo fecundado se empaqueta en una cámara con los suficientes nutrientes para asegurar su desarrollo. En muchas especies los recién nacidos aún son incapaces de alimentarse y protegerse. Dependen de sus progenitores. Vínculo que se acrecienta cuando el óvulo fecundado se desarrolla en el interior de la hembra: aparecen las mamas.

Es un órgano maravilloso capaz de trasformar los alimentos metabolizados en un líquido que contiene todo lo que precisa ese recién nacido. No solo los nutrientes, también otras sustancias que le facilitan la protección contra las adversidades de empezar a vivir en un medio más hostil que el cómodo flotar en la placenta.

En las mamas, protegidos por la grasa y el tejido de sostén, hay como unos racimos de uvas: son las glándulas. Las células que recubren los alveolos fabrican la leche cuando después del parto el bebé las estimula. El liquido fluye a través de los conductos hasta el pezón. En cada periodo, cuando el útero se prepara para recibir el óvulo fecundado en las trompas, las células de las glándulas mamarias se reproducen para estar listas en caso de embarazo. Las mamas están más tensas y voluminosas. En cada ciclo, por la propia naturaleza de la mitosis, hay un riesgo de que alguna célula mute con potencial cancerígeno. Más cuando las mamas son jóvenes. De ahí que uno de los principales riesgos de cáncer sea la menarquia temprana. Otro la menopausia tardía.

Sin embargo, si esa mama, ávida de lactar, lo hace dentro de los primeros ciclos, ocurre un fenómeno como de tranquilizar la ansiedad y esa mujer está algo protegida contra el cáncer. Menarquia precoz, menopausia tardía, nuliparidad o primer hijo a edad avanzada son factores de riesgo de cáncer de mama. Un cáncer dependiente de hormonas. Y por eso albergar mucha grasa después de la menopausia, lugar donde se producen hormonas femeninas, eleva el riesgo de cáncer; sin embargo, antes de la menopausia, cuando la mujer tiene otro perfil hormonal, lo eleva la delgadez. También aumenta el riesgo el consumo de alcohol y marginalmente, el sedentarismo. No hay pruebas de que la dieta o el tabaco las afecten. En cuanto a tratamientos hormonales, los estrógenos con progestágenos, la píldora, aumentan el riesgo.

El cáncer de mama, hoy el más frecuente en mujeres, nos ha ayudado a entender muchas cosas. En los primeros años de la década de 1960 un radiólogo convenció a un plan de salud de Nueva York para que investigara la utilidad de la mamografía en la detección precoz del cáncer.

El estadístico que examinó los datos, Levine, se dio cuenta de dos cosas que hoy son leyes: 1-que para saber si la intervención es eficaz no vale contar la supervivencia, la variable más querida en la clínica. Se debe a que siempre estará aumentada porque el cáncer se descubre antes, pero no asegura que el tratamiento precoz haya servido: Hay que comparar mortalidad. 2- Los cánceres de crecimiento rápido, los más mortales, pueden aparecer entre cribados mientras este descubrirá algunos cánceres lentos que nunca llegaría a la clínica. En el cáncer de mama no menos del 20%. Cánceres que se tratan como si fueran mortales, con la consiguiente deformación. Precisamente ahí se ganó mucha calidad. Fue en Turín, en la década de 1970, donde se atrevieron a tratar con cirugía conservadora los cánceres pequeños y demostraron que era tan eficaz con la radical. Hoy se hace sin ingreso.

Entonces aún se quitaba toda la cadena de ganglios y el brazo se hinchaba y dolía. Al ser una cadena, se supone que el primero ha de estar afectado si los estuvieran los demás. Se diseñó un método para mirarlo con isótopos: es el ganglio centinela que evita la linfangitis. Como es un cáncer hormonodependiente, debe tener receptores para que actúen. Se demostró que cuando en la pieza operatorio se manifiestan, un tratamiento con un fármaco que los anula, llamado Tamoxifeno, mejora la supervivencia. Es el primer tratamiento contra una diana y no el único. Contamos con varios fármacos biológicos que son de gran eficacia.

Todos estos avances, y alguno más que no reseño, han hecho que se curen muchos cánceres de mama. Un cáncer, casi el único, de clases altas. La buena alimentación adelanta la menarquia y el ambiente social retrasa la edad del primer parto. Pero si hace 50 años este cáncer era raro en países pobres, los cambios de alimentación y cultura, aceleraron su incidencia. Y ellos no tienen medios de prevención y tratamiento: su mortalidad crece casi al ritmo de la incidencia.

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