Dolores Vázquez. La condenaron por la muerte de de Rocío Wanninkhof, 19 años, siendo inocente; soportó insultos, agresiones verbales, le robaron la vida y aún así el órgano de los jueces no piensa indemnizarla por lo que ha sido uno de errores judiciales más sangrante ocurrido en España Desde que Dolores asomó la cabeza en la puerta de su casa en Málaga la señalaron, primero como sospechosa luego culpable. Entonces la investigación decidió que una vez tenían a “su” culpable era cuestión de colocar las fichas de tal manera que todos los dedos la acusaran como autora de la muerte de Rocío. Periodistas, abogados y jueces no dudaron en seguir la dirección que señalizó la caótica investigación cuyo fracaso mató socialmente a otra mujer. Estos días viendo documentales del caso hemos visto a una Dolores devastada reconociendo que fue tanto el acoso que sufrió qué llego un momento en el que ella dudó de sí misma. De su inocencia.
¿Qué pruebas había contra Dolores para convertirla en culpable?, ninguna. Un relato lleno de falsedades para disfrazar una mentira. Por ejemplo que Dolores es mujer de carácter; que durante 11 años fue la pareja de la madre de Rocío y habían roto; que practicaba el kárate pero todas esas memeces ocultaban el odio lésbico. Si a eso añadimos que la madre de la víctima desde el primer instante inició un recorrido por todos los platós del país acusando a Dolores sin pruebas. Hay una frase en los panfletos distribuídos en Coín que remarca el camino que había trazado por Alicia. “Tiene que ser ella”, dijo mil veces, “no habla, no se defiende”. La desaparición y el asesinato de la joven de 19 años Rocío Wanninkhof, en septiembre de 1999, cerró la investigación con Dolores como trofeo y sometió a una inocente al linchamiento público. Un juicio ajustado a los intereses de quienes buscaban a una mujer para colgarle d el cartel de asesina.
