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Ángel Tristán Pimienta

Tremor de drones aquí al lado

Hay que estar preparados y tocar madera. A ser posible de la ONU. ‘Todo lo que puede empeorar, empeora sin remedio’, dice una de las famosas Leyes de Murphy. Hay otra que concreta un poco más: ‘La tostada siempre cae al suelo del lado de la mantequilla’.

La situación de crisis en el vecino Magreb es endémica: nace con la misma independencia de los dos Estados: Marruecos y Argelia, que siempre se han llevado como el perro y el gato. Argel, que ocupa una parte del desierto marroquí, zona en la que acoge y guarda a buen recaudo a su patrocinado estado fantasma de la RASD (República Árabe Saharaui Democrática), ha vivido toda su vida en conflicto permanente en un ansia desbocada por ser uno o el principal país líder del ‘tercer mundo’, mucho más allá de su importancia real en el llamado ‘concierto de las naciones’.

Desaparecida la URSS, faro y guía sin embargo de la Liga de Países No Alineados (dime de qué presumes….), Argel mantuvo la misma política exterior. El régimen, básicamente en manos de militares duros (Bouteflika, por ejemplo, era un mero pelele) nunca aceptó la desmilitarización. El apoyo del presidente Boumedianne a los movimientos de liberación fue una constante preocupación para el resto del mundo: casi siempre esas palabras han encubierto lo que sencillamente es terrorismo.

El Frente Polisario (Frente Popular de Liberación de Saguía el Hamra y Río de Oro), antigua colonia y provincia española del Sahara Occidental, fue un precocinado argelino, como está suficientemente probado. En realidad, fue uno de los factores que torció el camino hacía el cumplimiento de las resoluciones de Naciones Unidas para desarrollar el proceso de auto-determinación. El rey marroquí, Hassan II, movió rápido sus fichas, previas consultas con Washington: con el general Franco entubado en una clínica madrileña, ‘La Paz’, organizó la imaginativa ‘Marcha Verde’, a la que él mismo le reconocía su principal condición de duro chantaje.

Acostumbrado a los viejos tiempos, Boumedianne no cambió el paso…militar. Un grave error.

Empeñado en tener un estado títere que le diera salida al Atlántico, lo que le proporcionaría un enorme poder geoestratégico en uno de los puntos más sensibles del globo, apadrinó al independentista canario Antonio Cubillo y su desquiciado Mpaiac (Movimiento para la Autodeterminación e Independencia del Archipiélago Canario), le financió la emisora ‘La Voz de Canarias Libre’; respaldó su campaña de bombas a domicilio para engordar su currículo terrorista con artefactos caseros, ideó el proceso para que el ‘caso canario’ fue a la Comisión de Descolonización de la OUA (Organización para la Unidad Africana), paso previo para acabar en la ONU…. Mientras acogía a las partidas del polisario que secuestraban y atacaban a indefensos pescadores canarios, hoy reconocidos oficialmente por España como ‘víctimas del terrorismo’.

En ese ambiente ‘líquido’ de las nuevas formas de guerra, España no se quedó quieta, ni la Unión Europea tampoco. Como quedó demostrado en el penúltimo conflicto con Rabat, a cuenta de la hospitalización del líder polisario Ghali en Logroño, Bruselas apoya absolutamente a España.

Desconocer esa realidad, que hizo fracasar el encaje de bolillos de la diplomacia marroquí, ha dado nuevo sentido práctico al dicho de que ‘no hay mal que por bien no venga’. Mohamed VI ha corregido rápido el rumbo de colisión que llevaba su gobierno y ha vuelto a ordenar el tablero. Elecciones, modernización militar, no solo de medios y material, sino de estrategia, aumento de aliados internacionales, con nuevos consulados en El Aaiun y Dahla (antigua Villa Cisneros), hoy con más de 200.000 habitantes, estrechamiento de lazos con Israel, después del ‘momento Trump’, que dio la vuelta al calcetín….

Entre tanto Argelia sigue comportándose como elefante en una cacharrería. En medio de la crisis eléctrica, o de combustible, que vive Europa, en un otoño que iba a ser frío pero que ya se anuncia ‘caliente’, el régimen argelino decide cerrar al gasoducto que pasa por Marruecos para llevar su gas a la Península Ibérica. El de ‘repuesto’ ni garantiza ni la continuidad del suministro ni deja posibilidad a su aumento si lo requieren las circunstancias. Argel pasó por alto la lección de que Europa antepone a cualquier otra circunstancia la garantía del suministro. Hasta Rusia lo aprendió cuando, como ahora Argel, convirtió a su gas europeo en arma estratégica frente a Ucrania…pero que terminó provocando muertos por frío en Alemania y norte de Europa.

Hace años que Europa se prepara para lo que está ocurriendo ahora, aunque diversas causas, la principal, la pandemia, hayan dilatado la implementación y aumentado la incertidumbre. Pero Putin, anuncia que aumentará el suministro ruso, Francia tiene a tope sus centrales nucleares, Madrid tendrá que tomar recortes, seriamente; Argel, de una forma u otra, sufrirá las consecuencias de su cadena de errores…

La verdad es que Bruselas (dígase UE o la OTAN) lo vieron venir hace tiempo. España, ha seguido poniendo a punto su sistema SANTIAGO para la guerra electrónica, que pone ojos y oídos a una zona ‘ciega’ del Archipiélago, y con nuevas misiones terrestres y navales en el exterior: desde Mali y el Sahel al Golfo de Guinea.

Hace unos años el entonces comisario europeo Arias Cañete (PP) confesaba ‘off the record’ a un grupo de periodistas en Madrid que Europa tenía un plan para adelantarse a una posible reedición de la guerra política del gas: situar depósitos de reserva estratégica de gas licuado fuera pero cerca del continente, como podría ser en Canarias, Madeira, Azores…etc.

Circunstancias propias de la ombliguitis bananaria lo han impedido por ahora. Se ha confundido el gas como alternativa frente a las energías sostenibles, en la dialéctica política doméstica, con una reserva europea para circunstancias excepcionales. Posiblemente pronto se deshagan las ‘tablas’.

Todas las guerras se han desatado, salvo excepciones, por errores envueltos en mentiras. El reciente episodio del ataque de un dron a unos camioneros argelinos en territorio marroquí ‘de facto’ muestra que no hay que descartar nada. Que es irresponsable dejar pudrir la situación.

Las utopías tienen fecha de caducidad, cuando nadie las compra. La ONU acaba de apostar por resolver la cuestión saharaui mediante una fórmula de autonomía avanzada. Pero, en latín, que es más solemne: ‘si vis pacen, para bellum’.

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