La Provincia - Diario de Las Palmas

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Punto de vista

El morbo

Se está celebrando el juicio por el asesinato machista de Laura Luelmo.

Laura, que salía a correr una tarde como otra cualquiera dando por hecho que vivía en un país donde la realidad no podría superar a una serie de terror de Netflix.

El padre de Laura ha pedido que el juicio se celebre a puerta cerrada sin que sea audiencia pública, precisamente para evitar el morbo mediático de los detalles del asesinato de su hija.

Y por consiguiente, brindándole respeto a Laura.

Detalles, que bien sabemos que si se dan, no estarían a salvo en este país en el que Laura NO estaba segura.

Porque en este país no se respeta la integridad ni estando la gente fallecida.

Varias cadenas de televisión han criticado esta decisión catalogándola de «apagón mediático».

Te matan a tu hija y encima debes exponer los detalles a juicio público.

Te matan a tu hija, y no basta con el dolor que ya vives, sino que encima debes hacer partícipe para que los medios de comunicación se nutran de esos detalles que han dejado en carne viva a tu hija y se atreven a decirte que propicias un «apagón mediático».

¿Alguien se puede poner en la piel de un padre a quien le han matado a su hija?

¿Si ustedes fueran Laura Luelmo, les gustaría que todo el mundo supiera y murmurara por cada esquina cómo te han violado y como te han quitado la vida?

¿Les gustaría que la forma en la que te asesinaron fuera la comidilla de todos los barrios de este país?

Me gustaría ver a todos esos que acusan de apagón mediático cómo reaccionarían si el juicio fuera de sus propias hijas.

No todo vale para tener un titular, un viral tuit, no todo vale para cobrar y llegar a fin de mes.

El problema es que parece que en este país morboso todo vale con tal de alimentar dicho morbo.

¿Y saben por qué? Porque en este país se educa en el eterno cotilleo, en el morbo más absoluto, y dicha educación ha propiciado que mucha gente viva nutriéndose de las desgracias ajenas para sentirse un poquito mejor... en sus patéticas vidas.

Si realmente nos doliera el asesinato de Laura Luelmo, no querríamos saber los detalles más escabrosos de cómo le fueron arrancando la vida.

De la piel.

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