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Xavier Carmaniu Mainadé

Entender + con la Historia

Xavier Carmaniu Mainadé

No todos los días ‘black’ son ‘fridays’

Black Friday

A estas alturas no habrá nadie que no sepa que hoy es Black Friday, otra de las muchas tradiciones importadas desde EEUU y que sirve para dar el pistoletazo de salida a la campaña de las compras navideñas. Más allá de la evidencia de que es un paso más hacia la globalización uniformizadora, llama la atención porque es uno de los pocos casos en los que el color negro no tiene una significación peyorativa. Y es que habitualmente en la historia los días negros son sinónimo de malas noticias.

Si empezamos por los lunes, podemos remontarnos al 13 de abril de 1360. Inglaterra y Francia estaban envueltas en la Guerra de los Cien Años y en ese momento el rey Eduardo III asediaba la ciudad de Chartres. De repente, el cielo se oscureció y, mientras la temperatura bajaba en picado, se desató una tormenta de rayos, truenos y piedra. Los caballos se asustaron y los soldados dominados por el pánico huyeron en desbandada. Ante aquel escenario apocalíptico, el monarca inglés, convencido de que todo aquello era un mensaje divino, se arrodilló para pedir clemencia a Dios. Al poco, el 8 de mayo, firmó la paz con Francia y por una temporada a los ingleses se les pasaron las ganas de conquistar a los vecinos.

En el sector económico son tan aficionados a los días negros que los bautizan a pares. El jueves 24 y el martes 29 de octubre de 1929 son las jornadas black que hundieron la Bolsa de Nueva York, provocando la famosa crisis financiera de nefastas consecuencias mundiales. El miércoles no quería ser menos y el del 16 de septiembre de 1992 reclamó también su cuota de protagonismo. En el parquet de Londres se produjeron movimientos especulativos con la libra esterlina y la divisa británica se desplomó hasta mínimos históricos. El hecho fue tan grave que cinco años más tarde la BBC incluso le dedicó un documental que, como no podía ser de otra forma, tituló Black Wednesday.

Antes de que todos los viernes negros quedaran sepultados por la potencia del de hoy, había otros. Por ejemplo el 18 de noviembre de 1910. Ese día una manifestación de mujeres que reclamaban el derecho a voto en Londres acabó con disturbios cuando la policía cargó con violencia contra las sufragistas. De las 300 participantes en la marcha, un centenar fueron detenidas y de estas, algunas sufrieron torturas en prisión. Como dice el tópico, las noticias no descansan los fines de semana, y las efemérides históricas tampoco. De entre los muchos sábados negros que han existido, se puede citar el 4 de agosto de 1621. El Parlamento de Escocia estaba a punto de aprobar la ratificación de una reforma religiosa a propuesta del rey Jaime VI, que quería integrar la iglesia escocesa con la episcopal inglesa. Mientras estaban reunidos se produjo un aguacero feroz. Lo que ahora seguramente veríamos como una fuerte tormenta de verano, se interpretó entonces como una muestra de la furia divina por la decisión que tomaba la asamblea escocesa. Hay informaciones que incluso aseguran que algunas personas se suicidaron convencidas de que era el principio del fin del mundo.

Aunque es cierto que la lista de domingos negros no es tan larga, durante el séptimo día de la semana también ha habido atentados, desastres naturales y desgracias personales. Pero para el dibujante y empresario Walt Disney nada de todo aquello fue tan grave como lo que le ocurrió en 1955. El 17 de julio, en Anaheim, abrió sus puertas el primer parque de atracciones de su compañía. Lo que tenía que ser un gran evento se convirtió en desastre. Los coches colapsaron los accesos, algunos visitantes se colaron con entradas falsificadas, a las mujeres se les pegaban los tacones de los zapatos porque el cemento no había tenido tiempo de secarse del todo, se acabó la comida y la bebida de los restaurantes y un escape de gas obligó a cerrar una parte de las instalaciones. Y todo eso ocurría mientras la cadena de televisión ABC cubría la inauguración en directo. El desastre fue tan colosal que el propio Disney lo bautizó como su Black Sunday. Sin embargo, a pesar de ese mal inicio, tuvo la habilidad de revertir la situación y convertirlo en uno de los lugares preferidos de los americanos. Seguro que hoy ahí también hay descuentos.

El bulo de los mercados de esclavos


Black Friday es un término de EEUU y que va ligado al día previo, el jueves de Acción de Gracias, la jornada más importante de ese país. Muchos aprovechan que es fiesta para realizar compras de Navidad. La razón de que tenga este nombre no está clara, pero en ningún caso tiene relación con los mercados de esclavos, como aseguran algunos mensajes en las redes.  

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