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Xavier Carmaniu Mainadé

Emiratos Árabes, una historia desconocida

En los últimos años, los aficionados a los deportes y a las peripecias de los reyes eméritos exiliados han tenido que poner en el mapa a Abu Dabi, uno de los siete territorios que forman parte de los Emiratos Árabes Unidos (EAU), un país que hoy celebra el 50º aniversario de su creación. Desde este rincón de la Europa mediterránea, la mayoría de nosotros conocemos pocas cosas de esa zona del mundo. Apenas que son países musulmanes y que gracias a los petrodólares se están convirtiendo en uno de los puntos de referencia de la geopolítica global. Ahora bien, de su historia no tenemos ni idea.

Una patrulla de policía de Dubái..

Cuando el comercio mundial solo se hacía por mar, la península arábiga tenía importancia estratégica porque estaba conectando el sur de Asia, el océano Índico y África. Los primeros extranjeros que intentaron controlar la zona fueron los portugueses durante el siglo XVI, pero en 1680 el sultanato de Omán impuso su hegemonía. Luego vinieron los neerlandeses seguidos de los británicos. Fueron ellos quienes, finalmente, se hicieron con esos dominios. Tenían especial interés porque les ayudaba a asegurar y mantener el tráfico marítimo entre sus posesiones en el subcontinente de la India y Londres. El problema era la inestabilidad de la zona, que se conocía como la Costa de los Piratas. Y es que en el golfo Pérsico y en el golfo de Omán tanto las tribus locales como aventureros europeos de toda calaña tenían allí sus bases de operaciones, desde donde lanzaban ataques contra los barcos de mercancías que navegaban por el mar de Arabia. Después de intentarlo en varias ocasiones, en 1853 el Imperio británico logró firmar un acuerdo con los jeques para detener las razias. Así nacieron los Estados de la Tregua, donde se integraron un grupo de seis emiratos liderados por Abu Dabi y Dubái.

Mientras, las potencias europeas comenzaban una demencial carrera colonial que, a la larga, acabaría provocando la Primera Guerra Mundial. Rusia, Alemania y Francia empezaron a asomarse por Arabia y, ante estas presiones, en 1892 los británicos quisieron asegurarse el control creando un protectorado con los emiratos.

Por ese entonces, las principales fuentes de ingresos de aquella tierra, que en su gran parte era desértica, eran la cría de camellos y la recolección de perlas. Nada con lo que hacerse rico. Pero todo cambió durante la década de 1960, al descubrirse que el subsuelo estaba lleno de petróleo. Aquello coincidió con el anuncio de la retirada de Reino Unido, lo que provocó una serie de movimientos políticos. En 1968, por ejemplo, se creó la Federación de los Emiratos del Golfo Pérsico, un organismo que aglutinaba a los seis emiratos, junto con Qatar y Baréin; finalmente, estos dos últimos decidieron ir por libre y establecerse como estados independientes. En cambio, los demás mantuvieron la unión y el 2 de diciembre de 1971 se constituyeron oficialmente como los Emiratos Árabes Unidos al tiempo que Londres firmaba la finalización de su protectorado. A los pocos meses un nuevo emirato se integró en la organización y llegaron a los siete miembros actuales.

A pesar de que cada territorio goza de mucha independencia, existe un Gobierno común presidido por el jeque de Abu Dabi, porque es el emirato más grande; mientras que la vicepresidencia se reserva a Dubái. Sin embargo, no es una balsa de aceite y ha habido luchas internas por controlar el país.

Ante el creciente número de voces críticas por su funcionamiento opaco, durante el siglo XXI los EAU han intentado maquillar que son monarquías autoritarias convocando elecciones para escoger a los 40 miembros del Consejo Federal Nacional; pero el mecanismo electoral es poco claro. Además los partidos políticos y los sindicatos no están autorizados, y el gobierno controla a los medios de comunicación y censura cualquier crítica contra su gestión, por pequeña que sea. Ahora bien, todo esto no parece importar demasiado a la comunidad internacional, que sigue necesitando el petróleo para que funcione la economía. Vale la pena recordar que los Emiratos Árabes son uno de los mayores exportadores de crudo del mundo. Como decía aquel, no hace falta decir nada más.

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