La Provincia - Diario de Las Palmas

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Luis M. Alonso

Sol y sombra

Luis M. Alonso

Lavarse las manos

La paz, la cortesía, el buen humor y la sociabilidad se consideran fundamentos de prosperidad. Sin embargo no es perceptible su cultivo. La Paz es la capital de Bolivia. La cortesía apenas se practica. Y la sociabilidad es un asunto que frecuentemente dejamos en manos de las redes sociales, que son un auténtico disparate.

Encoge mirar al mundo tal como se encuentra. Si uno echa un vistazo a los periódicos solo halla inquina política, si lo hace en el océano imperceptible de internet es rabia. No existe la inteligencia constructiva que nos permita creer en la esperanza. Lo que se destila, por lo general, son ideas degradantes. Cuando no es así resultan utópicas. Alguien puede acusarme de mantener una vieja mentalidad de los principios y de las cosas que me impide adaptarme a las circunstancias actuales. Lo admito, aunque cualquier idiota de nuestros días diría lo compro. Evidentemente no soy un idiota de nuestros días, soy un imbécil que todavía no se ha resignado a vivir el tiempo que nos ocupa.

Pregunto, por ejemplo, por qué el Gobierno, con la excusa de que la cogobernanza funciona, se ha quitado de en medio del problema de la pandemia, que vuelve a sacudir la conciencia más temerosa de los ciudadanos, y la ha dejado en manos de los jueces y del síncope de las autonomías. Digamos que el Gobierno de la nación está a otras cosas, pero si se fijan en lo que sucede en otros países vecinos se darán cuenta que allí no sucede lo mismo y los gobernantes se han preocupado de aprobar leyes sincrónicas con respecto al virus para proteger a los seres humanos. Este es un país bastante raro, yo lo llevo notando desde hace muchos años. Lo es por los que gobiernan y también, por supuesto, por quienes lo permiten y les votan. La diferencia de España no está siempre en el lado positivo.

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